El ACC está diseñado para reforzar la solvencia del sistema bancario al acumular capital en momentos de bonanza económica que, más adelante, podrán ser utilizados cuando se materialicen riesgos que pueden afectar a la estabilidad financiera. Para tomar la decisión sobre el porcentaje que se mantiene de colchón de capital anticíclico, el Banco de España realiza un seguimiento regular del ciclo financiero. En este análisis, tiene especial importancia un indicador denominado ‘brecha de crédito-PIB’, que mide la desviación de la ratio de crédito al sector privado no financiero sobre el PIB respecto a su nivel tendencial. Este indicador ha descendido hasta situarse ligeramente por debajo del umbral de alerta tras la paulatina recuperación del sistema financiero de su caída por la Covid-19.
El Banco de España se encarga también del análisis de indicadores macrofinancieros complementarios que, en su conjunto, no sugieren la acumulación de riesgos sistémicos. Los cálculos de la entidad prevén que no se alcancen niveles del PIB previos a la pandemia hasta el tercer trimestre de 2023, lo que apoya el mantenimiento del ACC al 0%. Con respecto a otros indicadores como la intensidad del crédito y la ratio del servicio de la deuda, estos se sitúan en niveles moderados y la economía española dispone de un superávit de la balanza por cuenta corriente.
En cuanto al mercado inmobiliario, en la actualidad la oferta se está mostrando insuficiente para satisfacer la demanda, lo que genera el aumento de los precios en 2022. A pesar de estos datos, el Índice de Precios de Vivienda del Instituto Nacional de Estadística presentó una tasa de variación anual del 5,5% en el cuarto trimestre de 2022, un valor elevado pero inferior al 7,6% del trimestre anterior. Las propuestas residenciales siguen mostrando cierta sobrevaloración, pero es más contenida e inferior que la de otros países de nuestro entorno que ya han activado otras herramientas macroprudenciales.
Por otra parte, las compraventas de viviendas muestran menor dinamismo en la segunda mitad de 2022 tras el repunte experimentado en primavera, pero continúan muy por encima del nivel medio observado en los años previos a la pandemia. Las nuevas operaciones hipotecarias también han perdido pulso en la segunda mitad de 2022, si bien se sitúan en los valores más elevados desde la pasada crisis financiera global. En concreto, el flujo de crédito nuevo para la compra de vivienda descendió en el cuarto trimestre de 2022 un 5,4% respecto al mismo trimestre de 2021. Al mismo tiempo, el saldo de crédito hipotecario ha caído moderadamente hasta un 0,2% interanual en el cuarto trimestre de 2022. A la misma vez, el crédito para actividades de construcción y promoción siguió contrayéndose hasta alcanzar un -7,9% de variación interanual en el cuarto trimestre de 2022.
Desde la última revisión del ACC, no se han observado cambios significativos en los estándares de concesión de créditos. Además, aunque los tipos de interés de las hipotecas nuevas empezaron a repuntar durante el tercer trimestre de 2022, los diferenciales respecto a los tipos de referencia continuaron estrechándose en este periodo. En este sentido, debe tenerse en cuenta que los tipos de interés de los créditos deben reflejar los costes incurridos en su financiación y también los riesgos que se asumen.
Por último, el Banco de España ha hecho hincapié en que las entidades utilicen el incremento de los beneficios a corto plazo para aumentar su capacidad de resistencia ante la incertidumbre económica actual para poder seguir financiando a hogares y empresas con proyectos viables, incluso si se materializaran los riesgos identificados en la actualidad.