Ante el desplome de la acción y la fuga de clientes, el Banco Central de Suiza aprobó inyectar 50.000 millones de euros de liquidez en la entidad, una medida que fue bien recibida en principio pero que se revela como insuficiente. La crisis de SVB ha puesto en la picota al banco suizo, cercado por la pérdida de clientes de altos patrimonios y por una mala gestión salpicada de multas y escándalos. El año pasado sufrió unas pérdidas superiores a los 7.000 millones de euros.
En una última señal de sus crecientes problemas, al menos cuatro grandes bancos, entre los que figuran Société Générale y Deutsche Bank han impuesto restricciones en sus operaciones que involucren a Credit Suisse o sus valores, según Reuters, que cinta cinco fuentes conocedoras de la situación. Por su parte, el Departamento del Tesoro de EE UU ha estado revisando la exposición del sector financiero estadounidense en Credit Suisse.
Los esfuerzos para apuntalar a Credit Suisse se han ampliado en las últimas horas cuando las autoridades políticas y financieras, como el Banco Central Europeo y el presidente de EE UU Joe Biden, han tratado de tranquilizar a los inversores y depositantes, insistiendo en que el sistema bancario global es seguro. Sin embargo, los temores sobre un agravamiento de la crisis el sector han persistido.
En este sentido, a última hora de este viernes, hora local en EE UU, Joe Biden afirmó que la crisis bancaria generada tras los recientes desplomes del Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank se ha calmado.