El USD cerró 4T23 depreciándose frente a sus principales pares como parte del mayor apetito por el riesgo de los inversores a medida que pasaron a descontar numerosos recortes de tipos de la Fed desde temprano en 2024. Sin embargo, desde comienzos del año, las expectativas de mercado han cambiado para descontar la primera bajada de tipos en junio. Dicho cambio, junto con los datos que demuestran la fortaleza de la economía americana, ha apreciado la divisa estadounidense, que de esta forma se mantiene en su cruce con el euro en el rango lateral en torno al 1,08, en el que fluctúa desde comienzos de 2023.A corto plazo, esperamos que la resiliencia de la economía americana, que coincide con una actividad débil en la euro zona, junto con unos mayores tipos, continúen siendo apreciadores para el dólar. De cara al medio plazo, esperamos una leve apreciación del euro afectado por tres principales variables macrofinancieras: el diferencial de tipos a largo plazo (la rentabilidad de la deuda soberana a 10 años), el diferencial de inflación y las expectativas para el crecimiento económico.
Para estas variables, nuestras previsiones contemplan unas bajadas de tipos del BCE y de la Fed menos agresivas y tempranas de lo que descuenta el mercado actualmente, pero que ocurrirían en tiempos y magnitudes similares, de manera que el diferencial de tipos no se ampliaría significativamente entre ambas regiones y no ejercería presión adicional sobre el cruce EUR/USD.
Paralelamente, hay riesgos al alza para la inflación más probables en la eurozona que en EE. UU.: por un lado, los efectos de segunda ronda derivados de mayores salarios (un riesgo que EE. UU. parece ya haber esquivado); y, por otro, el efecto de las tensiones en el Mar Rojo. Estos riesgos pueden hacer al BCE extremar la cautela, como apuntan también nuestros modelos de fair value, que muestran un cierto efecto apreciador para el euro de un mayor diferencial de inflación, por la expectativa de carry.Por último, también el diferencial de crecimiento debería resultar apreciador para el euro, en la medida que nuestras expectativas de mejora del crecimiento en la eurozona a lo largo del año coinciden con el paulatino aterrizaje de la economía estadounidense.