La directora del Fondo Monetario Internacional Georgieva, urge a la Unión Europea a que apruebe cuanto antes la reforma de las reglas fiscales, que volverán a entrar en vigor el próximo enero tras suspenderse durante tres años con motivo de la pandemia, de la guerra en Ucrania y de la crisis inflacionaria para dar margen a los Estados en la respuesta a estas sacudidas. Georgieva considera «vital» que el acuerdo se alcance pronto para que la región promueva «adecuadamente» un ajuste fiscal a medio plazo.
«Un rápido acuerdo sobre la reforma de la gobernanza económica y fiscal de la UE es prioritario dados los retos fiscales a medio plazo», señala el informe del FMI publicado este viernes en los márgenes de la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la UE que se celebra en Luxemburgo. Durante ese encuentro, está previsto que sigan avanzando hacia ese nuevo pacto para sellarlo a lo largo de la presidencia española del Consejo -que comenzará el próximo 1 de julio- y que pueda entrar en funcionamiento en el año 2025.
Para ello el acuerdo debería estar cerrado antes de que finalice este año, por lo que correspondería a la presidencia española la misión de finalizar las negociaciones. Esto es, a la actual vicepresidenta económica del Gobierno, Calviño, si las urnas avalan a Pedro Sánchez para que siga al frente del Gobierno. Después de que la presidencia sueca lograse que el Consejo acordara unas conclusiones conjuntas que han guiado a la Comisión en su trabajo para completar el paquete legislativo. Calviño ya ha manifestado que hará todo lo posible por alcanzar este objetivo.
De hecho, su homólogo alemán,Lindner, manifestó la semana pasada a varias agencias europeas en la ‘European Newsroom’ que tiene plena confianza en el liderazgo de Calviño para encabezar la negociación en torno al regreso de unas normas fiscales que, tras cuatro años congeladas por al pandemia, volverán a exigir una reducción del déficit público por debajo del 3% del PIB y una deuda pública por debajo del 60%. «Si alguien puede unirnos a todos, es ella», afirmó el liberal alemán, que es también una de las principales voces críticas con la reforma propuesta por Bruselas, aunque ha defendido que no está solo ni «aislado» en su posición a favor de normas más austeras.
La propuesta que esta ahora mismo sobre la mesa para la reforma de las reglas fiscales otorga un mayor poder a los gobiernos para decidir cómo cumplir estos objetivos, aunque exige un ajuste anual mínimo de déficit del 0,5% del PIB hasta llegar al 3%, mientras que plantea una reducción gradual de la deuda a lo largo de cuatro años, prorrogable hasta siete. Por su parte, Berlín defiende una reducción mínima de la deuda del 1% del PIB anual para los países con una deuda más elevada, como es el caso de España –que supera el 110,6% de previsión– y del 0,5% para aquellos menos endeudados, unos parámetros que considera plausibles a pesar de que algunos países los critican por ser demasiado frugales. En el extremo contrario, otros como Italia y Grecia reclaman un mayor número de supuestos en los que se puedan incluir excepciones a los parámetros, en línea con la tradicional división de las economías del norte y el sur.
Sin embargo, fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos, han destacado la importancia del expediente, han explicado que la aproximación de España ha sido, desde el principio, la de intentar evitar esa separación norte-sur y, en su lugar, buscar «puentes de engranaje» entre distintas posiciones para lograr una composición conjunta del texto que pueda ser acordada por los Estados miembro.