Ello explicaría ahora el porqué de la subida de los precios del mercado mayorista de la electricidad (pool) en agosto, que se ha saldado con una media de 96,05 euros MWh, y por encima de los 100 euros en los últimos días del mes que acaba de terminar. Se trata de los precios más elevados desde el pasado febrero, cuando se marcó una cotización de 133,47 euros MWh, según datos del operador del mercado, Omie. La subasta de ayer que rige para hoy cerró con un precio de 105,8 euros/MWh.
En un verano que ha acumulado, por el momento, cuatro olas de calor (la más prolongada la de la semana pasada), la abundancia de anticiclones y las temperaturas elevadas han favorecido la producción de electricidad con gas y, dado que esta marca el precio marginal para el resto de tecnologías, el encarecimiento ha estado servido. Pese a que el precio de este combustible haya ido a la baja (ayer el Mibgas cotizaba a 36,69 euros/MWh), la falta de producción eólica en los importantes picos de demanda que se registraron en agosto, han llevado al alza el precio de la luz.
De nada ha servido el descenso medio de la demanda en el mes, un 1,3% respecto al mismo mes del año pasado, según datos de Red Eléctrica, para la contención de los precios. El 22 de agosto se registró el máximo del mes, con un pico de consumo de 35.257 MW, concretamente, a las 21,30 horas. Aunque a efectos de producción la eólica y la fotovoltaica supusieron en agosto un 18% del mix de generación, respectivamente, los ciclos combinados los superaron con el consiguiente encarecimiento de los precios del mercado. La eólica ha ido retrocediendo a lo largo del año (en enero representó el 31%) y la fotovoltaica ha evolucionado a la inversa, desde el 7,3% de ese mes hasta el citado 18% de agosto.
El peso de la solar ha permitido un importante derrumbe de precios en las horas del mediodía, pero su desaparición durante la noche, y a falta de viento, ha vuelto ha dar protagonismo al gas. A diferencia del año pasado, este verano la subida de precios no ha sido consecuencia directa del acopio masivo de gas decidido por la Unión Europea para evitar problemas de desabastecimiento en el invierno. A estas alturas, el nivel de los almacenamientos de gas europeos se sitúa en el 85%.