Los fijos discontinuos que han servido al Gobierno para ocultar los datos reales de paro y temporalidad, ahora podría costarle algo mas caros.
El Partido Popular. Ha solicitado a Bruselas que investigue los datos que envía el Ejecutivo sobre desempleo. Aunque esta figura ya existía desde 1985, no ha sido hasta la reforma laboral de Yolanda Díaz cuando se ha disparado su uso. Se trata de un contrato indefinido para actividades laborales que se desarrollan de manera intermitente y en su origen era particularmente útil en sectores como la hostelería de Baleares, donde los trabajadores pasaban al paro en temporada baja y aprovechaban para formarse, manteniendo las condiciones y la antigüedad una vez volviera la actividad económica.
Estos contratos se consideran como indefinidos a efectos estadísticos aunque estén en el paro y no contabilizan como desempleados. Así, distorsionan los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y Eurostat, que aplican la metodología de la OIT que considera parado al trabajador que está buscando empleo activamente. Para el SEPE, por su parte, los fijos discontinuos se consideran demandantes de empleo con relación laboral, pero no parados registrados. En definitiva, es imposible conocer el dato real de fijos discontinuos en situación de inactividad, esto eso, parados a todos los efectos.
De acuerdo con el Informe del mercado de trabajo 2025 elaborado por el SEPE, los fijos discontinuos se redujeron en 2024 tras dos años de crecimiento para situarse en el 4,78 % sobre una afiliación de 16.722.107 personas. Esto se traduce en 799.317 personas, en su mayoría (60,24 %) mujeres. En 2024, se formalizaron 2.208.030 contratos fijos discontinuos frente a los 2.319.527 y 2.313.766 de 2022 y 2023, la mayoría en turismo, hostelería, agricultura –recolectores– y educación –cuidadores de comedor, monitores–.
Pero lo más interesante son los datos que aporta sobre los llamamientos, notificaciones para su incorporación a la actividad. El informe señala que el pasado año se contabilizaron 4.283.976 llamamientos que afectaron a un total de 1.397.356 personas, lo que indica que cada persona fue llamada una media de tres veces al año.
La diferencia entre el total de contratos firmados en 2024 frente a los afectados por llamamientos es significativa, ya que muestra que el total de fijos discontinuos que no tuvieron actividad ascendió a 810.674 personas, cifra que en 2023 fue de 1.038.380 y que coincide con los datos aportados por USO y el PP. De haber contabilizado como parados a estos fijos discontinuos inactivos, el dato de paro aportado al Eurostat a cierre de 2023 y 2024 hubiera sido de 3,92 y 3,4 millones en total, lo que se traduce en unas tasas del 16,2 y 13,9 respectivamente.
La clasificación de los fijos discontinuos inactivos ya había generado cierta controversia en 2022, cuando el Eurostat tuvo que ajustar al alza las cifras de desempleados publicadas inicialmente en noviembre de ese año por la consideración de estos contratos. No obstante, la metodología actual sigue excluyendo de la categoría de parados a los fijos discontinuos que no trabajan, lo que podría estar dando lugar a una tasa de paro artificialmente baja.