Y ahí no para porque sigue buscando los 3.300 dólares que cada vez parecen menos una quimera. «Los 3.500 son la próxima cifra redonda que la gente estará observando. Sospecho que no llegaremos allí de inmediato ni sin altibajos en el camino», afirma Rodda, analista de mercados financieros de Capital.com en declaraciones recogidas por ‘CNBC’.
Y es que el metal precioso sigue capitalizando toda la incertidumbre que impera en el mercado y se ha convertido en el refugio preferido de los inversores en este escenario de guerra comercial. De hecho, estas subidas coinciden justo después de que el presidente de Estados Unidos, Trump, anunciara una pausa de 90 días de los aranceles recíprocos a todos los países salvo a China, a quien se los subió al 145% como aclaró ayer la Casa Blanca.
Con la caída del dólar estadounidense también ha favorecido que el oro, que se cotiza en dólares, se volviera más barato para los compradores extranjeros. Además, la demanda de los bancos centrales, las expectativas de recortes de tasas de interés por parte de la Reserva Federal, la inestabilidad geopolítica en Oriente Próximo y Europa, y el aumento de flujos hacia los fondos cotizados respaldados por el oro también han impulsado el aparente rally sin fin del metal este año.
«Cuando los bonos del Tesoro de EEUU dejan de comportarse como la red de seguridad global, los mercados empiezan a buscar desesperadamente botes salvavidas líquidos. Y aunque no hay muchos activos que cumplan con todos los requisitos, hay opciones. El orden de prioridades cambia: los Bunds alemanes y el euro suben en la lista como los siguientes mejores refugios líquidos. ¿El oro? .