Con 499 votos a favor, 28 en contra y 93 abstenciones, la Eurocámara ha fijado su posición de cara a las negociaciones que empezarán hoy con la Comisión Europea y el Consejo de la UE para pactar el texto definitivo de la ley y que continuarán bajo la presidencia rotatoria que España asumirá el 1 de julio. Una vez adoptada la posición negociadora de los eurodiputados en torno a la ley de IA, comenzarán las conversaciones sobre la forma final de la ley en el Consejo junto a los países de la UE. El objetivo es alcanzar un acuerdo a finales de este año.
En abril de 2021, la Comisión propuso el primer marco regulador de la UE para la IA. La idea es que los sistemas de IA que puedan utilizarse en distintas aplicaciones se analicen y clasifiquen según el riesgo que supongan para los usuarios. Los distintos niveles de peligro implicarán una mayor o menor regulación. Cuando se aprueben serán las primeras normas del mundo sobre IA. El Parlamento Europeo busca con esta legislación prohibir la vigilancia biométrica en tiempo real en espacios públicos, por lo que contradice en contra lo que han defendido el Ejecutivo comunitario y los países de la UE, que apuestan por permitirla si la autoriza un juez, en casos muy específicos. La Eurocámara ha rechazado la enmienda del Partido Popular Europeo, más laxa con la protección de los derechos fundamentales.
Además de oponerse a la vigilancia biométrica en tiempo real, el espíritu de la Ley de Inteligencia Artificial impone condiciones al Chat GPT, ya que el Parlamento quiere que sus desarrolladores demuestren que han reducido los riesgos que la tecnología pueda generar a la salud, a los derechos fundamentales y al sistema democrático. Los resultados de la votación muestran el interés de los eurodiputados en que los usuarios que utilicen Chat GPT para generar imágenes falsas (Deep fakes) especifiquen que el contenido se ha manipulado mediante inteligencia artificial.
Asimismo, piden que los desarrolladores de estos sistemas expliquen de forma «suficientemente detallada» qué datos protegidos por derechos de autor han utilizado para entrenar a la inteligencia artificial. La ley pionera califica de alto riesgo a toda una serie de sistemas de inteligencia artificial con usos muy específicos que solo se podrán introducir en el mercado si respetan los derechos fundamentales y valores de la UE.
Por ejemplo, los que se puedan utilizar para influir en el resultado de unas elecciones, los que empleen las entidades financieras para evaluar la solvencia y establecer la calificación crediticia de una persona o los que emplee la policía de control de fronteras para controlar, vigilar o procesar datos para predicción de movimientos migratorios.
La normativa se aprueba tan solo tres meses después que gurús tecnológicos mundiales pidieran paralizar los proyectos de IA más potentes por sus posibles «efectos catastróficos». Esta es la advertencia que firman en una carta más de 1.000 gurús tecnológicos en Future of life Institute, organización que trabaja para reducir «los riesgos extremos de las tecnologías transformadoras».
Entre los protagonistas de la misiva destacan personalidades como Elon Musk, consejero delegado de SpaceX, Tesla y Twitter, Yoshua Bengio, fundador y director científico de Mila-Quebec AI Institute, Steve Wozniak, cofundador, Apple, o Yuval Noah Harari, autor y profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén.