Según la serie de datos históricos que ofrece el Banco de España desde el año 2000, el parque de tarjetas ha dado varios vuelcos a lo largo de los años. En los primeros años de siglo las tarjetas de débito (29,7 millones) superaban ampliamente a las de crédito (16 millones). Pero desde los años previos a la crisis financiera esa tendencia se invirtió y el crédito pasó a ser la opción preferida de los clientes. El año 2017 marcó un puto de inflexión. En ese momento el número de tarjetas de crédito (52 millones) duplicaba el de tarjetas de débito (26 millones). Pero a partir del año siguiente, la modalidad del débito se popularizó y se ha mantenido por encima hasta ahora.
Habitualmente la tarjeta de débito se trata de la primera opción que eligen los clientes, ya que es la modalidad más sencilla de utilizar. El importe del pago se descuenta directamente del saldo que acumule el cliente en la cuenta vinculada, por lo que su uso no lleva aparejado el pago de intereses y cada compra se refleja inmediatamente en la cuenta. No obstante, en los últimos años, el número de tarjetas de crédito está ganando terreno. En los últimos meses, coincidiendo con las subidas de tipos que han encarecido el precio del dinero, las entidades han adoptado una política comercial para incentivar la contratación de tarjetas de crédito por encima de las de débito. En general, las entidades comenzaron el año pasado a cobrar una comisión por la emisión o mantenimiento de la tarjeta de débito mientras mantenía la gratuidad de las de crédito. Pero más allá del precio del producto, la banca ofrece más ventajas a los usuarios que optan por la modalidad de crédito. Así, los bancos suelen ofrecen ventajas como descuentos y promociones para los clientes que contratan una tarjeta de crédito (Santander, Sabadell, Unicaja). Del mismo modo, solo ofrecen la posibilidad de fraccionar el pago o la modalidad de ‘compre ahora y pague después’ con las tarjetas de crédito.
En el caso de CaixaBank, la entidad ha retirado de su catálogo en la web la opción de contratar tarjetas de débito. El banco catalán ofrece tanto tarjetas de crédito como las denominadas híbridas, que se trata un medio de pago que refleja las compras en el momento que se hacen, pero no realiza el cargo inmediatamente en la cuenta, sino que hay que esperar dos días. También incluye diferentes opciones de diferimiento de pago y de fraccionamiento. Precisamente, la asociación de usuarios financieros Asufin denunció el año pasado al banco por considerar que se trata de un producto que conlleva riesgos y que está desplazando a las tarjetas de débito.
En general, las tarjetas de crédito son más rentables para los bancos. Por un lado, la tasa de descuento (la comisión que cobran a los comercios por recibir pagos a través de los TPV) suele ser mayor que cuando se realiza con tarjeta de débito. Según los datos del Banco de España, esta comisión es, de media, del 0,35% frente al 0,31% cuando los pagos se realizan a través de una tarjeta de débito. Además, cuando un cliente contrata una tarjeta de crédito, aumentan las posibilidades de que se acabe aplazando el pago de una compra y, por tanto, generando intereses que debe abonar al banco.