En este encuentro, el cartel podría acordar un nuevo aumento de la producción de hasta 500.000 barriles por día en noviembre, el triple que en octubre. Así, el barril Brent, de referencia en Europa, baja un 1,19%, hasta 64,56 dólares; mientras que el West Texas Intermediate, de referencia en EEUU, pierde un 1,21%, hasta 61,04 dólares.
«El factor más importante sigue siendo la política de suministro. Los mercados siguen asimilando los informes de que la OPEP+ podría acelerar sus aumentos previstos, tanto en volumen como en plazos, hasta noviembre. Incluso la posibilidad de una subida más rápida (estimada entre 0,3 y 0,5 mb/d) reajusta el equilibrio de riesgos hacia unos fundamentos más laxos de cara a finales de año, lo que limita las subidas, salvo que intervengan factores geopolíticos o interrupciones del suministro», valora Felipe Barragán, estratega de investigación de mercados en Pepperstone.
Por otro lado, la Administración de Información de Energía ha comunicado que los inventarios de petróleo crudo, gasolina y destilados de Estados Unidos aumentaron la semana pasada a medida que se suavizó la actividad de refinación y la demanda.
«Los balances estadounidenses no ayudaron a la tendencia alcista. El último Informe Semanal sobre el Estado del Petróleo mostró una disminución de la actividad de las refinerías y un aumento de las reservas de crudo, junto con una menor producción de productos, una dinámica clásica de la temporada baja que reduce la demanda de materias primas y deja más crudo disponible. Dado que la EIA sigue publicando a pesar del cierre federal, este dato tuvo un peso adicional en una semana en la que otras publicaciones macroeconómicas estadounidenses corren el riesgo de retrasarse», añade este experto.
A todo ello hay que sumar los riesgos geopolíticos siguen siendo un factor de fondo. En este sentido, el G7 se ha comprometido a aplicar sanciones más estrictas al flujo de petróleo ruso, y Washington proporcionará a Ucrania apoyo en materia de inteligencia para llevar a cabo ataques de largo alcance contra la infraestructura energética rusa, «lo que podría ayudar a limitar el riesgo de caída», subraya Barragán.