El West Texas Intermediate (WTI), el crudo de referencia en EEUU, cotiza en los 62 dólares, una zona muy peligrosa para los productores americanos, puesto que justo se encuentra ahí la fina frontera entre las pérdidas y las ganancias por cada barril extraído por los productores americanos. El descenso del crudo ha venido provocado por varios factores, pero uno de ellos ha sido la política arancelaria de Donald Trump. Pese a recular durante el miércoles, disparando el optimismo en los mercados, el petróleo aún se encuentra más de 10 dólares por debajo de los niveles previos a día de los anuncios de los aranceles, lo que ha llevado a que varios miembros importantes de la industria petrolera pesada hayan llegado a arrepentirse de dar su apoyo a Trump e incluso a criticarle.
Los murmullos furiosos en el torneo de golf «Spring Swing» de la Asociación del Petróleo de la Cuenca Pérmica esta semana no se limitaban a las típicas bolsas fallidas de los golfistas. Los petroleros texanos tenían una preocupación más seria: el presidente al que ayudaron a elegir está desplomando los precios del petróleo. Aunque el crudo se ha recuperado tras la suspensión temporal de los aranceles, el West Texas aún cotiza en niveles que suponen una contracción para la industria petrolera del país. Además, mantener los aranceles a China, el mayor importador de crudo del mundo, es mantener las armas en alto contra la economía que mantiene vivo el consumo de crudo a nivel mundial.
Además, la mitad de las 20 acciones con peor rendimiento en el índice S&P 500 desde que Trump anunció sus aranceles el 2 de abril pertenecen al sector del petróleo, el gas y la petroquímica, mientras que los precios del crudo se han llegado a desplomarse a su nivel más bajo en cuatro años.
La creciente inquietud refleja cómo el esfuerzo de Trump por reescribir las normas comerciales globales ha socavado su objetivo de impulsar la producción estadounidense de combustibles fósiles y lograr el dominio energético. Los ejecutivos se resisten a aumentar la oferta de petróleo estadounidense, dado que el precio del West Texas Intermediate ha caído aproximadamente un 20% desde la investidura de Trump hace menos de tres meses. Actualmente, el precio ronda los 60 dólares por barril, por debajo del nivel que, según afirman, necesitan para que los nuevos pozos alcancen el punto de equilibrio, según una encuesta del Banco de la Reserva Federal de Dallas.
Los precios de la gasolina siguen muy por encima de los 2,50 dólares en la mayor parte de Estados Unidos. Pero el hecho de que el presidente esté celebrando una mayor caída no le sienta bien al sector petrolero. Los futuros del petróleo estadounidense han caído un 17% desde que Trump anunció los aranceles. Varios altos ejecutivos petroleros, que pidieron no ser identificados por criticar al presidente mientras se desarrolla la disputa comercial, expresaron su frustración con Trump por la continua rebaja del precio de su materia prima clave, a la vez que expresaron su aprecio por su esfuerzo por reducir las regulaciones, facilitar los permisos y habilitar más terrenos federales para la exploración.
En este contexto, si los precios caen a 50 dólares por barril, la producción en los 48 estados contiguos podría disminuir en más de un millón de barriles diarios durante los próximos 12 meses, según S&P Global Commodity Insights. Esto representa aproximadamente el 7% del total de la producción de EEUU. «Se verá presionada la producción por los precios y los costos de los insumos», asegura Haag Sherman, director ejecutivo de Tectonic Financial, un banco con sede en Houston. Si los precios bajos persisten, «verán una reducción en el gasto de capital a finales de este año». Incluso si los precios rebotan a 65 dólares, los operadores de gas de esquisto probablemente cerrarían 25 plataformas de perforación y mantendrían la producción petrolera estadounidense sin cambios, advirtieron los analistas de Citigroup el mes pasado.
«No creo que la administración comprenda que contamos con una gran base de empleados y servicios», asegura Edwards, expresidente de la asociación petrolera, que ahora dirige una pequeña productora petrolera independiente. Una de las empresas más afectadas por la caída de los precios del crudo es Liberty Energ, la empresa de fracking que antes dirigía el secretario de Energía de EEUU, Chris Wright. Ha caído un 37% desde el anuncio de los aranceles el 2 de abril.»Son tiempos críticos, y Chris Wright lo sabe», señala Edwards. «Es uno de nosotros».