El Gobierno era el único que podía retirar de su tramitación en el Senado la polémica reforma de la ley orgánica 7/2014, que permitirá a unos 44 presos etarras salir antes de prisión al descontarse las penas cumplidas en Francia. No lo hizo. Sin embargo, el PP logró devolver el proyecto de ley al Congreso y ganar algo de tiempo antes de su publicación en el BOE y entrada en vigor.
Ocurrió que el Pleno del Senado votó este lunes en contra de la modificación de la norma, porque el PP tiene mayoría absoluta. Fueron 148 noes -los del PP, Vox y UPN- frente a 111 síes y dos abstenciones. Hasta ahí, lo previsto. La sorpresa saltó al término de la votación. El presidente de la Cámara Alta, Rollán, esgrimió un informe de los letrados para justificar que el voto en contra de la mayoría equivale a un veto, y que por tanto la norma debe volver al Congreso para que levante el veto. «Se considera que, aunque no ha habido enmiendas ni veto en la Comisión, el pleno del Senado ha vetado por mayoría la ley, por lo que vuelve al Congreso», resumen desde la Cámara.
El debate fue desagradable desde el primer minuto. Desde que la portavoz de Sumar, Antonelli, preguntó a los populares «cuándo han perdido la vergüenza». «ETA dejó de asesinar hace 13 años, pero ustedes cada vez que pueden la resucitan desde la exhibición impúdica de las víctimas», recriminó a la bancada popular. Y continuó: «Mientras que en España sí que ha habido un asesinato masivo en los últimos años, y fueron los 7.291 ancianos que dejaron morir en las residencias de Madrid, sí, ustedes».
La senadora Marimar Blanco fue la voz del PP. La hermana de Miguel Ángel miró a las bancadas de la izquierda y preguntó: «Les pido que me miren a los ojos. ¿Me van a decir a mí, víctima de ETA, que yo tengo nostalgia de ETA?, ¿van a ser tan valientes de mirarme hoy a los ojos y decirme que tengo nostalgia del terrorismo de ETA?» Sus compañeros del PP se pusieron en pie para aplaudir. Los del PSOE no sabían ni dónde mirar.
Blanco fue muy dura en las formas y en el fondo. «No es política, es una clara traición a las víctimas». «Retiren este proyecto de ley, porque si no lo hacen los únicos responsables de esta infamia serán ustedes». «Este partido -en alusión al PP- tiene nostalgia de cuando ustedes defendían la memoria, dignidad y justicia de las víctimas». «Algo falla cuando los herederos de ETA se ríen y las víctimas reclamamos un mínimo de decencia». «Abren las puertas de la cárcel y las heridas de las víctimas». Cada una de sus frases caía lapidaria sobre las conciencias de los senadores socialistas.
También recordó la senadora popular que ni es verdad que haya que transponer esta directiva europea tal cual; ni que la reforma haya sido respaldada por el Consejo de Estado (el órgano consultivo dio su visto bueno al anteproyecto que aprobó el Consejo de Ministros, por tanto antes del trámite parlamentario y de la incorporación de enmiendas); y, además, recordó que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos avaló en 2016 que la legislación española excluyera a los presos etarras de la conmutación de penas.
La portavoz del PSOE, Diego, se dijo indignada durante su turno de intervención. «Señorías del PP, y les miro a los ojos. ¿Ustedes creen que yo soy una miserable?, ¿ustedes creen que soy una defensora del terrorismo?, ¿ustedes creen que para mí las víctimas las hay de primera y de segunda? Se escucharon murmullos en el hemiciclo. La socialista no vinculó el voto de su partido a un peaje a Bildu, sino que sostuvo: «Defenderemos lo que creemos que es mejor para la paz, la concordia y la democracia en España».
No obstante, el que más feliz estaba este lunes era el portavoz de Bildu, Elejabarrieta. No lo disimuló. Tampoco se refirió en ningún momento a los presos de ETA, sino a «presos y presas vascos». «El tiempo de la excepción debe terminar. El tiempo de la política basada en el rencor debe terminar. El tiempo de las leyes ad hoc para endurecer condiciones y negar derechos debe terminar. Si esta ley acaba con una discriminación, bienvenida sea», se felicitó.
Como él, también los senadores del PNV, ERC y Junts. No así la portavoz de Vox, Gómez, que pidió perdón a las víctimas -una vez más- e instó al PP a «agotar las vías» y «hacer todo lo posible» para que esta reforma no entre en vigor. Pero ya es demasiado tarde. Siempre lo fue, en realidad, porque el PSOE y sus socios estaban y están juntos en esto. Una vez que el Congreso levante el veto del Senado, la suerte estará echada.