Esto implica un fuerte contraste en comparación con el caos que el mercado vivía hace solo un año. El actual valor se encuentra muy alejado del máximo alcanzado en agosto, cuando el precio del índice TTF, el de referencia en Europa, alcanzó los 339,19 euros por MWh. Al mismo tiempo, es solo una demostración de la demanda débil mientras Europa se recupera de su crisis energética.
La región ha acumulado altos niveles de inventario después de un invierno suave, ya que durante 2022 apresuró a importar gas natural licuado (GNL) y redujo su consumo. Sin embargo, la demanda continúa siendo débil debido a la incertidumbre económica y la baja estacional provocada por el invierno.
A pesar del notorio descenso, los precios están ahora cerca del promedio de los últimos cinco años y lejos de sus mínimos históricos. Sin embargo, esto aún no repercute sobre muchos consumidores que aún se están recuperando de los impactos del mercado del año pasado.
La recuperación ha sido desigual en toda la región, y algunos usuarios de gas aún están sujetos a contratos establecidos cuando los precios eran más altos. Esto significa que puede haber un retraso en el alivio en las facturas de energía, lo cual impacte en las perspectivas de inflación a lo largo de Europa. Los comerciantes también están observando la posibilidad de una mayor demanda de generación eléctrica en los meses de verano.
A pesar de que los problemas de suministro siguen siendo un riesgo, el continente se encuentra en una posición más estable después de la extrema volatilidad del año pasado, cuando Rusia limitó los suministros. La expansión de la capacidad de importación de GNL, la reducción de la demanda y los altos niveles de almacenamiento “resultaron en una mejora tangible de la situación del mercado” a fines del año pasado y a principios de 2023, según informó la Comisión Europea en su informe trimestral de mercado de esta semana.