El alza de este combustible es una prueba de la nueva debilidad del mercado energético europeo, que si bien está lejos de la volatilidad del verano pasado, aún es muy susceptible a cualquier cambio.
Los precios del gas natural se situaron apenas por encima de los 29 euros el megavatio-hora a comienzo de la jornada en Países Bajos. Sin embargo, esto está muy lejos de los 153 euros en los que el combustible cotizaba a comienzos de agosto pasado. “La crisis está mutando, como ha demostrado también la reciente agitación del mercado en junio. Los compradores y agentes siguen muy nerviosos, ya no tenemos el mismo colchón de gas barato que llega a través de gasoductos”, concluye un informe de la agencia S&P Global.
La caída de las importaciones de gas natural licuado al Viejo Continente, que cayeron al nivel más bajo desde 2021, generó temor en el mercado y provocó que algunos compradores regionales tuvieran que ofrecer tarifas más altas para evitar que los buques se queden en los puertos europeos. A esto se suman los cortes de suministros, por motivos técnicos, en Noruega.
La Agencia Internacional de la Energía ya había alertado a principios de julio que las dificultades en el mercado comunitario aún persisten. El organismo destaca que los países de la Unión Europea aún depende del suministro ruso que llega a través de Ucrania y Turquía, que es esencial en caso de un invierno de bajas temperaturas. La principal advertencia de la AIE es que los socios comunitarios no deberían fiarse solo de sus altos niveles de reserva, que el pasado domingo alcanzaron el nivel récord de 81%, ya que no se trata de “una solución mágica”.
El consenso del mercado destaca la mejora en el mercado energético en general, lo que recorta la importancia del gas natural en el mix europeo. La nueva estabilidad del parque nuclear francés, las mayores reservas de energía hidráulica, el despliegue acelerado de la capacidad renovable se combina con una demanda estructuralmente menor. “Todo ello contribuirá no solo a bajar los precios de la electricidad, sino también a reducir los precios del gas al disminuir su demanda por parte del sector eléctrico”, destaca Glenn Rickson, jefe de investigación de S&P Global.