En efecto, el renting ha cerrado el primer semestre de 2023, según la AER, con un incremento del parque de vehículos de más del 7%, alcanzando ya los 882.242 vehículos. Además, el número de clientes ha aumentado casi el 1,7%, y en la actualidad cuenta con casi 260.000 clientes en nuestro país, un porcentaje que se dispara más del 365% si atendemos a datos desde 2015.
Estos datos no solo consolidan el renting como modelo de movilidad aspiracional, sino que demuestran que este crecimiento es resultado de la adaptabilidad de esta fórmula a los retos y al contexto social. Sin duda alguna, si hay algo que caracteriza al renting, entre otros factores, es la adaptación: en sus inicios surgió para cubrir las necesidades de flota de las grandes empresas, y poco a poco fue adaptando sus servicios a pymes y, más recientemente, a particulares.
Como adalid de la movilidad, el renting ha mantenido siempre un firme compromiso con la seguridad vial y la eficiencia, de manera que ha impulsado políticas para mejorar la seguridad en carretera y fomentar los buenos hábitos de conducción. En este sentido, ha facilitado a los conductores el acceso a vehículos más modernos, más nuevos y más avanzados tecnológicamente de una forma más económica, de manera que ha contribuido activamente a la renovación del parque de vehículos, siempre en paralelo a la búsqueda real de un modelo de movilidad más comprometido con el medio ambiente.
De hecho, la movilidad sostenible es el motor que impulsa la I+D+i de la automoción en general y del renting en particular, por eso las empresas del sector se han posicionado en la industria de la automoción como agentes activos para cumplir los ODS y los compromisos de la Agenda 2030. Pero además de la adaptación a los compromisos ambientales que tanto nos preocupan a nivel global, el renting ha sabido adaptarse también a las necesidades de movilidad de la nueva sociedad. La flexibilidad de sus servicios y la adaptación de sus productos le permiten afianzarse como una de las fórmulas preferidas entre los conductores.
En efecto, el renting flexible y el renting de VO favorecen la adquisición de vehículos prácticamente nuevos, a la vanguardia en tecnología y seguridad y sin necesidad de hacer un desembolso importante, en un momento en el que la fabricación de coches trata de superar una crisis de escasez de materiales a nivel mundial.
Todas estas ventajas, en una coyuntura de incertidumbre social y económica, potencian la tranquilidad de los usuarios, fundamentalmente, la de los particulares, ya que esta fórmula de adquisición de vehículos les permite que, en caso de que la legislación y/o las necesidades personales varíen, puedan cambiar de coche en un plazo corto de entre 6 meses y 5 años.
Así las cosas, el concepto de usabilidad, frente al de propiedad, se torna cada vez más popular entre los conductores, y las empresas del sector, que han sabido mover ficha en el complejo tablero de la movilidad, presentan hoy unos resultados de récord que erigen al renting, sin duda, en una de las alternativas más seguras, sostenibles y reales para hacer frente a las necesidades de movilidad de la nueva era. El renting, pues, es imparable.