Aguiar, de familia de hosteleros, buscaba un lugar especial para alojar su primer restaurante. Y lo encontró a pocos minutos de su barrio de toda la vida. Se trataba de una antigua ermita abandonada. Corría el verano de 2015 cuando abrieron en ella El Rincón de Vespok, entonces limitado al espacio de la antigua capilla, pero ya con la espectacular terraza semicircular y ajardinada que es una de sus señas de identidad. Fue un éxito rotundo. Ocho años después, su sabrosa cocina tradicional, el encanto del edificio y su extensa oferta —con carta de desayunos, de comidas y cenas, para el tardeo y de copas y cócteles— lo han convertido en uno de los negocios más queridos del vecindario. Este verano, además, aspira a convertirse en la terraza gastro imprescindible para los que busquen buena gastronomía, ambiente y un enclave coqueto y sosegado donde todos son bienvenidos.
La cocina española y tradicional, con buen producto y mucho sabor, articula la oferta gastro del espacio. En las cenas y los almuerzos, se abre la carta con una selección de conservas de Espinaler —matrimonio, navajas y mejillones en escabeche— con patatas de churrería, además de gildas y anchoas de Santoña de la firma artesana Bolado. Para compartir, imprescindibles las famosas y cremosas croquetas, de jamón o carabineros; su ensaladilla rusa —tanto la de ventresca de atún, piparras y tierra de aceitunas negras, como la versión enriquecida con txangurro— o los muy madrileños soldaditos de pavía, de bacalao y con una salsa tártara con flor de alcaparras fritas. El steak tartar de la casa es otro bestseller: se prepara con solomillo y se termina en mesa, delante del cliente, para que este elija el nivel de picante y de aderezos que desea. La tortilla con bacalao confitado y tomate semiseco y los chipirones a la plancha, con mucha cebollita pochada, son otros dos de los entrantes perfectos para el centro de la mesa. Y para aligerar, alguna de las ensaladas, un tomate de temporada con AOVE y sal o las alcachofas confitadas con salsa romesco y polvo de jamón.
El apartado cárnico tiene un gran peso en la oferta del ‘hijo primogénito’ del grupo. Trabajan con El Encinar de Humienta y ofrecen una selección corta, pero de infalible calidad, de cortes como el lomo de vaca nacional o de prussian black, especialmente sabrosa y jugosa; el cowboy de black angus, con un marmoleado singular; su célebre hamburguesa, hecha con black angus y acompañada de mayonesa kimchi y patatas fritas; la pluma ibérica a la brasa o el pollo picantón. A la parrilla, directamente de las brasas de su Josper, el chorizo criollo con chimichurri, la txistorra de Arbizu o la butifarra recatan la apuesta cárnica. Del mar, menos propuestas, pero al mismo nivel de potencia, con platos como el rodaballo a la brasa con salsa bilbaína o el original pulpo dorado con parmentier de patata y queso de tetilla. Para acompañar, se ofrecen diferentes guarniciones, como pimientos de Padrón, pimientos del piquillo asados a la leña o patatas fritas. Hay un potente arroz seco de gambones y un canelón de foie y confit de pato, idóneos para compartir. De postre, hay que dejar hueco para las tartas de chocolate belga o de quesos ahumados. Fieles al respecto por la temporada, en El Rincón de Vespok hay varios fuera de carta, que cambian semanalmente.
Su menú chuletón (43 euros por persona) es la novedad de esta temporada, pensada para los almuerzos y cenas de los amantes de la carne todos los días de la semana. Concebido para tres comensales, se compone de una croqueta de jamón o de carabineros para cada uno, una ración generosa de su ensaladilla clásica para compartir y un chuletón de vaca nacional al centro, madurado durante más de 30 días y de más de un kilo de peso. Además del postre —la tarta de quesos—, incluye una botella de tinto Azpilicueta.
La bodega de este establecimiento ha ido creciendo palatinamente. Salvo en el caso de los champagnes —trabajan con Mumm y Perrier Jouet—, se trata de una cava cien por cien española y de alma clásica, con etiquetas de bodegas tan conocidas como Pago de Carraovejas, Valbuena o Numanthia, que conviven con otras más populares y que tienen un precio menor. Hay un protagonismo de los tintos —con Rioja y Ribera a la cabeza, aunque también vinos manchegos o madrileños—, con una buena lista de blancos y una pequeña selección de dulces, rosados y cavas. La oferta líquida se completa con una selección de cócteles clásicos y diferentes destilados para disfrutar solos o combinados con pericia.
El Rincón de Vespok tiene disponible una oferta de cocina durante casi todo el día. Así, desde las 9.00, y hasta las 12.00 h, ofrecen una completa carta de desayunos para todos los gustos. Sándwiches y cruasanes —mixtos o en solitario—; tostas de siempre, con mantequilla y mermelada o tomate, junto a otras más sofisticadas, como la de crema de cacahuete o huevos revueltos y boles de fruta o yogur harán las delicias de los madrugadores y de otros que retrasen algo más la primera comida del día. También hay una oferta de desayunos completos, como el americano, con huevos rotos, beicon, salchicha y champiñones, además del café o infusión, y un excelente brunch (sábados y domingos, de 10.00 a 13.00 h) con bebida, zumo natural, cruasán a la plancha con mantequilla y mermelada, tosta de jamón dulce con aguacate y huevos benedictinos y un bol de yogur con granola y fruta fresca por solo 13,50 euros.
Los que quieran picotear algo por la tarde también tienen a su disposición una carta especial de tardeo que, en realidad, es una versión reducida de la habitual. Desde las 16.00, y hasta las 20.00 h, además del laterío selecto y de entrantes como el jamón o la ensaladilla, hay un apartado de frituras ideales para los almuerzos más tardíos o las cenas tempranas, con las croquetas de la casa, unos fingers de pollo con mayonesa de curry, así como sándwiches o la hamburguesa de la casa, entre otros.
El Rincón de Vespok sorprende por dentro, pero también por fuera. En verano, el espacio más popular es su terraza. Con una capacidad de 80 comensales, ocupa el patio semicircular de la antigua ermita, en cuya zona central hay un agradable jardín. Está operativa todo el año: en la época estival, hay amplias sombrillas para protegerse del sol, y en invierno, toldos, mantitas y ‘setas’ dan calor a los comensales que buscan disfrutar del aire libre y del encanto ajardinado de este sosegado enclave.
Este restaurante como tal ocupa la mayor parte de las estancias del antiguo templo. En la planta baja hay dos espacios. Uno de ellos es un pequeño reservado en el que se ubicaba la antigua capilla; de hecho, el ábside es ahora una cristalera semicircular que aporta una luminosidad muy especial a la estancia. Anexa, una sala informal con mesas bajas y arriba, en los antiguos dormitorios de los sacerdotes, está el comedor principal y otro reservado de menor tamaño. El interiorismo es obra de Estudio De la Hoz, que ha creado un ambiente muy acogedor y campestre, con muchos elementos naturales que aportan calidez. El artesonado y los suelos, en madera oscura, ofrecen un singular contraste con los tonos verdes de las paredes y los estampados de las sillas, en gamas similares. La mantelería y los complementos clásicos y poco recargados, como lámparas y espejos, contribuyen a la elegante sencillez de la sala. En invierno, el comedor principal adquiere un ambiente único gracias a la rústica chimenea que lo preside, y que se enciende para entibiar el lugar.
EL RINCÓN DE VESPOK
Isla de Oza, 16. Madrid
Teléfono de reservas: 910 880 193
Precio medio: 50 €
Horario de apertura: de lunes a viernes, a las 9.00 h. Sábados y domingos, a las 10.00 h. Horario de cierre: de lunes a jueves y domingos, a las 00.00 h. Viernes y sábados, a la 01.00 h. Horario de cocina: desayunos, de lunes a viernes, de 9.00 a 12.00 h. Brunch: sábados y domingos, de 10.00 a 13.00 h. Almuerzos, de 12.00 a 16.00 h. Carta de tarde, de 16.00 a 20.00 h. Cenas, de 20.00 a 23.30 h (última reserva para cenar).
Página web: https://www.elrincondevespok.com/
Instagram: @elrincondevespok
El Rincón de Vespok es el primer restaurante de Grupo Vespok, fundado en Madrid en 2014 por tres jóvenes empresarios (Álvaro Aguiar, Pablo Casas e Ignacio Suárez de Toledo) y dedicado a la restauración y el entretenimiento. En plena expansión, con una veintena de marcas y cerca de 200 empleados en total, su actividad está diversificada en varias líneas de negocio: hostelería (con los restaurantes El Rincón de Vespok, Pólvora, Salitre y Casa Vito y el delivery Bomba), ocio nocturno (Bardot y Green), eventos (Madera Catering y Vespok Eventos) y producción musical (Voltereta), entre otras.