Además el informe apunta que esta actividad ha aportado a la economía española un 2,3%, unos 119.140 millones de euros. Esto supone un crecimiento superior al 1,9% de media registrada por el sector en Europa. En este sentido, el agroalimentario representa el 8,9% del Producto Interior Bruto (PIB). De igual modo, el estudio de Cajamar refleja un músculo exportador relativamente engrasado. El secretario general de Recursos Agrarios del Ministerio de Agricultura, Fernando Miranda, anunció la apertura en la segunda quincena de julio de «un procedimiento participativo» para la elaboración de una Estrategia Nacional de Alimentación. Miranda también se mostró muy seguro sobre la recuperación de la producción de aceite de oliva hasta final de año.
Las ventas al exterior cerraron el año pasado con un nuevo máximo histórico de 72.258 millones de euros creciendo un 3,5% más respecto al ejercicio anterior. Sin embargo, los autores del informe lo han atribuido en gran media a la evolución de los precios de los productos exportados ya que el volumen que se exportó en 2023 cayó en un 8,8%. En total, el sector aportó el 18,5% del valor de las exportaciones de bienes de España durante el año pasado manteniendo una cuota de mercado del 9,9% situándose como el cuarto país más exportador de productos agroalimentarios a nivel comunitario, por detrás de Países Bajos, Alemania y Francia.
Unas exportaciones que se concentraron principalmente en la Unión Europea (UE), un fenómeno que se ha ido intensificando en paralelo a las crisis de los últimos años. Lo que el coordinador del informe, Maudos, ha denominado de «estrategia defensiva» y que espera que sea «reversible». En concreto, el 67,8% de las exportaciones se concentraron en países del bloque comunitario principalmente Francia, Alemania, Italia y Portugal. Estos son 2,9 puntos porcentuales más que en 2022. En este sentido, el estudio de Cajamar destaca la caída de las exportaciones a China, que cayeron un 25,8%, y que se ha producido, en paralelo a la consolidación de Estados Unidos como primer destino extracomunitario de las ventas de productos agroalimentarios españoles.
En cualquier caso, España mantiene su liderazgo dentro de la Unión Europea en producciones tan destacadas como los cítricos donde mantiene un cuota de mercado del 53,6%, en el aceite de oliva con un 41,7%, así como del ganado ovino y caprino con el 26,4% del mercado, el ganado porcino con un 23,8% y en frutas frescas donde representamos un 19,7% de cuota de mercado.
En lo que respecto al empleo, el sector agroalimentario ha generado el 11,3% del empleo en España. Esto son casi 2,4 millones de puestos de trabajo con un leve repunte del 0,3% y sumando 3 años consecutivos de crecimiento. Más de la mitad de este em pleo correspondieron a la comercialización, mientras que el 30,1% se concentró en la actividad agrícola y ganadera y un 18,8% de los empleos estaban ligado s al industria de la alimentación, bebidas y tabaco. De esta forma, España es la quinta economía europea en la que el sector agroalimentario aporta más empleo con el 10,6% del total en 2023. Le superan países como Alemania (13,3%), Francia (11,9%), Polonia (11,6% y Rumanía (10,8%).
En cualquier caso, según el Informe de Cajamar, el sector también es más productivo que la media europea, un 22% más y, en el caso del sector primario (agricultura y ganadería) un 73% superior. Una mayor productividad que también se traduce en más competitividad con un coste laboral unitario que, en conjunto, es un 15% menor que el de sus competidores europeos. Una ventaja que se ha ido recortando y que Maudos atribuyó una menor inversión en I+D. Con datos de 2022, el sesfurzo inversor había caído un 2,2% situándose en 354 millones de euros.