Como contrapartida, es importante señalar que los escenarios más adversos de riesgo de desabastecimiento para el sector agrario español que se pronosticaron tras la invasión rusa de Ucrania no se han materializado y los precios de las materias primas agrícolas en los mercados internacionales se han corregido de forma notable. Ello se ha reflejado en unas mejores cifras en el primer semestre de 2023, una tendencia de crecimiento moderado que prevemos que se mantenga en los próximos trimestres. La moderación de los precios de los insumos en los mercados internacionales (cereales, fertilizantes y energía) debería apoyar una reducción de costes del sector agroalimentario español y, en última instancia, aliviar las presiones inflacionistas sobre los precios de los alimentos que paga el consumidor final.
Ello, junto con la paulatina recuperación del poder adquisitivo que perdieron los hogares en los últimos trimestres, contribuirá a dinamizar la demanda de alimentos de los hogares.Un aspecto que preocupa actualmente es el impacto que puede tener el alza de costes que ha experimentado el sector agroalimentario en su competitividad. En este informe, dedicamos un artículo a analizar la evolución de la producción y de las exportaciones agroalimentarias españolas en relación con la de las otras principales potencias agroalimentarias europeas (Francia, Italia, Alemania y Países Bajos) para mostrar que España ha tenido una evolución relativamente positiva a pesar de haber sufrido un mayor incremento de costes y una sequía más prolongada que estos países.El largo episodio de sequía que está asolando gran parte de la península ibérica es una manifestación de uno de los grandes retos a los que se enfrenta el sector: combatir y atenuar los efectos del cambio climático.
Este reto exige seguir transformando el sector, ahondando en su competitividad y en la eficiencia en el uso de recursos productivos. En este sentido, un aspecto que se debe tener en cuenta es el tamaño de las explotaciones, puesto que las más grandes suelen ser más eficientes y competitivas. Los datos del censo agrario muestran una evolución positiva en esa dirección: en la última década, se ha producido un incremento del número de explotaciones de mayor tamaño, si bien el tamaño de la explotación media en España sigue siendo reducido en comparación con otros países europeos más productivos que el español, donde hay una mayor proporción de explotaciones grandes y con una producción mucho más elevada por explotación.
Finalmente, otro aspecto relevante para mejorar la resiliencia de las explotaciones agrarias es la diversificación de las fuentes de ingresos. En este sentido, el turismo rural es un buen complemento a la actividad agraria. En concreto, los destinos rurales han supuesto una gran alternativa que ha llevado a que el crecimiento de la actividad turística en las regiones menos urbanas de España haya sido superior que en destinos más tradicionales de costa y en las ciudades.