De acuerdo con el último informe difundido por Crédito y Caución, la producción y ventas mundiales del sector aumentarán un 4,6% y un 5,1%, respectivamente, en 2024 impulsadas principalmente por la actividad en Asia-Pacífico.
El sector cuenta con importantes fortalezas impulsoras de su crecimiento. Una de las principales es su resistencia estructural a las recesiones económicas. El consumo de productos farmacéuticos suele verse menos afectado que otros sectores más cíclicos. El envejecimiento de la población en los mercados desarrollados y en China impulsa la demanda de especialidades farmacéuticas, medicamentos para enfermedades crónicas y medicamentos genéricos. Además, la mejora de la atención sanitaria y el aumento de la renta familiar en los mercados emergentes también impulsa la demanda de medicamentos genéricos y de venta libre, mientras que la IA y el análisis de macrodatos están mejorando la eficiencia en el desarrollo de medicamentos, los ensayos clínicos y la atención al paciente.
No obstante, la inflación y los tipos de interés elevados están afectando al poder adquisitivo de los hogares, lo que ha provocado una menor demanda de productos como los medicamentos sin receta. La necesidad de reducir los déficits fiscales y los niveles de deuda pública también puede afectar al gasto público en sanidad. Algunos mercados, como la Unión Europea, Estados Unidos o Reino Unido, están revisando su normativa sobre el precio de los medicamentos, en un intento de reducir los costes sanitarios estatales en contra del criterio de la industria, que alega que la fijación de precios regulados podría afectar a su capacidad de I+D.
Entre los riesgos financieros que afronta el sector está la evolución de las patentes: las quince más relevantes expirarán en la próxima década. Es previsible que los fabricantes de medicamentos de marca aumenten su gasto en I+D en busca de nuevas patentes. Los beneficios del sector podrían disminuir si no es capaz de reducir costes o introducir nuevos productos para aumentar los márgenes brutos. Sin embargo, de acuerdo con la opinión de Crédito y Caución, el sector cuenta con unos fondos propios sólidos, solvencia y liquidez y la mayoría de las empresas farmacéuticas y biotecnológicas pueden sostener los altos costes de I+D a través del acceso continuo a la financiación externa.