En la que ha sido la primera comparecencia del político en el Congreso de los Diputados como gobernador del Banco de España, ha querido señalar también que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no ha pedido la opinión de la institución pública que Escrivá dirige para la tramitación de este impuesto. El economista ha recalcado la importancia de mantener la neutralidad del impuesto respecto a «ciertos negocios bancarios», subrayando el efecto no deseado que puede tener que el tributo «penalice» negocios más arriesgados como la financiación de pequeñas y medianas empresas. Ese mayor riesgo hace que esta actividad aporte más al margen de intermediación de las entidades, lo que elevaría la cuota a pagar por el impuesto, aunque sin embargo esa misma actividad luego requiere que el banco provisione más por esos préstamos.
Por esta razón, sin opinar sobre la creación del impuesto extraordinario a la banca, Escrivá ha cuestionado que grave los ingresos de las entidades y se ha mostrado más a favor de que tuviera en cuenta las provisiones y de aplicarse fuera «más abajo en la cuenta de resultados». El gobernador ha defendido que todo lo que tiene que ver con elementos retributivos de a quién gravar y a quién se deja de gravar tiene que decidirse «en el ámbito democrático» porque tiene efectos redistributivos y, ha añadido, los bancos centrales están «muy limitados» a opinar al respecto. Aun así, ha recordado que el Tratado de la Unión Europea establece que cualquier normativa de un país que afecta a los bancos requiere de la opinión del Banco Central Europeo (BCE), por lo que Escrivá supone que se pronunciará si el impuesto se hace permanente.
Además, Escrivá ha considerado que hay que «elaborar mucho» para entender por qué el impuesto tiene que ser progresivo y ha alertado de que en un mundo con negocios mayoristas e internacionales crecientes, los bancos españoles tienen que hacer esfuerzo en inversiones en tecnología. Y eso es así para que no pierdan «tracción» en España ni fuera y las entidades españolas puedan estar en condiciones de participar, llegado el momento, en fusiones europeas. Es importante, ha añadido, que esas inversiones «no se vean penalizadas» y eso, igualmente, le lleva a pensar que el impuesto a la banca no debería gravar los ingresos, tal y como se ha aprobado hoy por el Congreso de los Diputados.