StarLab es una estación espacial de nueva generación y la primera de carácter comercial, que nace para sustituir a la actual Estación Internacional cuando ésta deje de estar en funcionamiento, ha explicado el ejecutivo de la empresa europea. El objetivo de este programa espacial es mantener la presencia humana continuada en un entorno de habitabilidad y sostenibilidad en la órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés) y se desarrolla bajo el liderazgo estadounidense, recuerda, por lo que la sede principal estará en Estados Unidos.
En Europa no habrá una única sede como tal, sino que se espera se instalen varias delegaciones en diferentes países, avanza Kübler. A través de ellas se prestará apoyo tanto a los actuales usuarios como a los futuros clientes, y la elección de esas localizaciones se realizará en función de lo que puedan ofrecer y cómo puedan contribuir al proyecto, añade. La AEE debe pronunciarse, según Airbus España tiene mucha conexión y posibilidades de uso de la futura estación -indica- pero será la AEE la que tenga que pronunciarse sobre cómo quiere ser parte de este programa espacial internacional, recalca el ejecutivo de Airbus, que considera que puede ser una buena localización.
StarLab es un proyecto que Airbus realiza conjuntamente con empresas norteamericanas y hoy se centra en atender las especificaciones del cliente, precisa Kübler en el marco de la cuarta cumbre internacional sobre turismo espacial y subacuático SUTUS, celebrada en el campus que la escuela de hotelería suiza Les Roches tiene en este localidad malagueña.
La estación va a operar en función de las necesidades de cada momento y actualmente están muy relacionadas con los intereses de instituciones internacionales como la Agencia Espacial Norteamericana (NASA, por sus siglas en inglés) o las agencias europeas que quieren desarrollar sus programas de investigación, según ha explicado en una entrevista con la agencia Efe en Marbella. Esto tendrá continuidad y obviamente requerirá del personal más cualificado para realizar los estudios e investigaciones, pero también harán falta astronautas profesionales y comandos especiales para desarrollar otras tareas específicas que requiere la estación.
Según lo programado y aunque está habiendo cambios, la previsión es que la actual estación espacial deje de estar en funcionamiento en 2030, por lo que Airbus ya está trabajando con su propio calendario, que contempla lanzar y poner en órbita el primer módulo de la nueva estación en 2028, aclara Kübler.
Después de haber trabajado en otras iniciativas, en Airbus se sienten muy capaces y la empresa va a poner al servicio del proyecto su experiencia en la construcción de la plataforma. Ahora, el verdadero reto está en el marco temporal y en cumplir con los plazos.
El turismo espacial también está en el punto de mira. Es ya una realidad, apunta, y a día de hoy se pueden realizar viajes suborbitales e incluso llegar hasta la Estación Internacional pero hay todavía un techo de cristal que no se sabe si seremos capaces de romperlo o cuando. En España, estarían «encantados» de acoger una sede de la futura Estación Espacial StarLab, confiesa el delegado especial del Gobierno en la AEE y exdirector de Ciencia de la Agencia Espacial Europea (ESA), Álvaro Giménez Cañete, y aunque hasta la fecha no les han planteado nada, estarán «muy atentos» y listos para «defender las propuestas que hagan las empresas españolas», asegura.
La actividad de la AEE no parte de cero e incorpora proyectos procedentes de otros organismos que busca aglutinar en un único organismo que represente y defienda los intereses de España, pero cuenta con apenas seis meses de vida y aún queda mucho por hacer, recuerda Giménez Cañete.
Entre los retos a futuro, la AEE quiere tener «un papel relevante y capacidad decisoria» en los programas de la Agencia Espacial Europea, liderar proyectos propios y potenciar el uso de las misiones europeas para «beneficio nacional».
También tantea la idea de desarrollar programas bilaterales donde ser socios de países y agencias fuera de la ESA que permitan incrementar la cooperación española con Estados Unidos y la NASA, Japón o la India, concluye.