Uno de los ejes centrales del estudio es el FDI Confidence Index®, elaborado anualmente por el Global Business Policy Council de Kearney. Este índice clasifica los 25 mercados más atractivos para invertir en un horizonte de tres años, midiendo la confianza de los inversores globales en cada país como destino potencial de IED. Se trata de una herramienta estratégica para anticipar tendencias y guiar decisiones tanto en el ámbito público como en el privado en materias de internacionalización y atracción de capital extranjero.
Estados Unidos y Canadá encabezan el ranking por tercer año consecutivo. La sólida capacidad de innovación estadounidense y la calidad de las infraestructuras canadienses son los principales argumentos que los inversores consideran determinantes. Es especialmente relevante el liderazgo sostenido de EE. UU., que lleva 13 años consecutivos como el país más atractivo del mundo para la IED. El ranking refleja una clara preferencia por mercados desarrollados, con 18 países de la OCDE y solo 8 de la UE en el top 25. La presencia de economías emergentes ha disminuido, aunque aún figuran seis de ellas, encabezadas por China, Emiratos Árabes Unidos e India.
• En 2025, España se sitúa en la posición 11 entre los 25 países destinos de Inversión Extranjera Directa (IED) con mayor potencial de inversión, tras registrar una caída en este indicador de confianza del 13% con respecto el año anterior y retroceder dos posiciones en esta clasificación.
• Entre los factores clave para la atracción de IED por país en 2025, en España el 32% de los encuestados cita el desempeño económico del mercado español como la razón más fuerte para invertir en el país, seguido por su innovación tecnológica (29%) y la calidad de la infraestructura (26%).
• En el lado opuesto, algunos factores que podrían estar deteriorando el atractivo de España para la IED son la falta de eficacia de los procesos legales y regulatorios, el grado de protección de los derechos de propiedad, el entorno regulatorio o la falta de incentivos fiscales a la IED.
• A nivel global, España continúa manteniendo una posición destacada entre los más atractivos para invertir, impulsada por su localización estratégica, su infraestructura de primer nivel, una fuerza laboral altamente cualificada y su liderazgo en sectores como energías renovables y turismo.
En 2025, España se sitúa en la posición 11 entre los 25 países destinos de IED con mayor potencial de inversión, tras registrar una caída en este indicador de confianza del 13% con respecto el año anterior y retroceder dos posiciones en esta clasificación. Se ha de destacar que la economía española abandona el top 10 tras cuatro años consecutivos de permanencia en este ranking, ampliándose, a su vez, la brecha con Estados Unidos, cuya calificación supera en un 23,3% la de España. En comparación con nuestros principales socios europeos, España se ha posicionado históricamente por detrás de Alemania y Francia, y en 2025 se ha visto igualmente superada por Italia.
Entre los factores clave para la atracción de IED por país en 2025, en España el 32% de los encuestados cita el desempeño económico del mercado español como la razón más fuerte para invertir en el país, seguido por su innovación tecnológica (29%) y la calidad de la infraestructura (26%). En el lado opuesto, algunos factores que podrían estar deteriorando el atractivo de España para la IED son la falta de eficacia de los procesos legales y regulatorios, el grado de protección de los derechos de propiedad, el entorno regulatorio o la falta de incentivos fiscales a la IED.
A nivel global, España continúa manteniendo una posición destacada entre los 15 países más atractivos para invertir, impulsada por su localización estratégica, su infraestructura de primer nivel, una fuerza laboral altamente cualificada y su liderazgo en sectores como energías renovables y turismo. Según datos del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa y la OCDE, el país absorbe aproximadamente el 3% de los flujos globales de IED, situándose entre los diez principales destinos.
En cuanto al origen de los flujos, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania figuran como los principales países inversores. EE. UU. destaca por un crecimiento sostenido que supera los 6.600 millones de euros anuales. Los sectores que más inversión extranjera directa reciben son la industria manufacturera y las actividades vinculadas a la información y comunicaciones, seguidos por construcción, finanzas, seguros y servicios científicos y técnicos, destacando la diversificación de los flujos de IED hacia distintas áreas de la economía española.
Por regiones, la Comunidad de Madrid concentra más del 64 % de la IED en España, posicionándose como centro neurálgico por su papel como sede de multinacionales y empresas de servicios. Cataluña ocupa el segundo lugar, aunque con una participación decreciente. Comunidades como el País Vasco y la Comunidad Valenciana están ganando peso, lo que evidencia una progresiva diversificación regional de la inversión. El informe advierte también sobre algunas debilidades y obstáculos que están comprometiendo esta posición favorable de la economía española como son las cargas burocráticas, la complejidad de la regulación, la inestabilidad política, la inseguridad jurídica o la elevación de costes empresariales en comparación con otros destinos de inversión.
Con respecto a sus principales socios europeos, España ha perdido competitividad frente a Alemania, Francia e Italia, reflejándose, a su vez, un retroceso general de la UE frente a potencias como EE.UU., Japón y China. Este fenómeno se explica por factores como el menor dinamismo económico, las deficiencias en infraestructura digital y un entorno normativo menos ágil.
España debería implementar las mejores prácticas tanto a nivel europeo como a nivel internacional, para seguir impulsando su convergencia con economías más competitivas. El atractivo de España para la IED se basa en su robusto desempeño económico, su capacidad para innovar y la alta calidad de sus infraestructuras. Para revertir esta tendencia y reforzar su atractivo inversor, España debe continuar impulsando la innovación, simplificar el marco regulatorio, aumentar la inversión en I+D y adoptar estándares internacionales más competitivos. La posición geográfica del país y su infraestructura avanzada siguen siendo ventajas clave, pero será esencial avanzar en la mejora de la seguridad jurídica y ofrecer incentivos fiscales más atractivos.
La economía española presenta un perfil diversificado, con sectores estratégicos como el turismo, la automoción, las energías renovables, la biotecnología y la tecnología. España destaca como líder mundial en energías limpias, particularmente en solar y eólica, lo que atrae flujos importantes de inversión. Su localización entre Europa, América Latina y África ofrece acceso privilegiado a múltiples mercados, y su infraestructura avanzada en transporte y telecomunicaciones potencia sectores clave como el comercio y la logística. A ello se suma una mano de obra cualificada y unos costes laborales competitivos en comparación con otras economías europeas. El apoyo institucional, a través de entidades como ICEX-Invest in Spain, que ofrecen programas de acompañamiento e incentivos, refuerza aún más su atractivo.
No obstante, persisten desafíos significativos. La burocracia excesiva y la complejidad normativa frenan la agilidad administrativa y dificultan especialmente a sectores con regulaciones estrictas. La alta presión fiscal afecta negativamente a la rentabilidad de los proyectos de inversión. A pesar de los avances, España sigue por debajo de la media europea en inversión en I+D+i, lo que lastra su capacidad de competir tecnológicamente. La incertidumbre política y la falta de continuidad en políticas públicas también generan inseguridad entre los inversores. Además, retos globales como la transición digital, la transformación ecológica, el envejecimiento poblacional y las tensiones geopolíticas exigen respuestas estratégicas aún pendientes.
Frente a este escenario, el informe identifica oportunidades clave para fortalecer el papel de España en la captación de IED. El liderazgo en energías renovables, en el marco de la transición energética global, abre nuevas vías para atraer capital y expandir la presencia internacional de empresas españolas. El auge del nearshoring y el reshoring, que favorecen la relocalización de operaciones cerca del mercado europeo, sitúan a España en una posición privilegiada por su infraestructura y conectividad. El crecimiento del sector tecnológico —especialmente en áreas como fintech, inteligencia artificial y ciberseguridad— es otro factor que impulsa el interés de los inversores. El turismo de calidad y las oportunidades de fusiones y adquisiciones, en especial con América Latina, también ofrecen margen para la expansión empresarial.
Para consolidar este posicionamiento, el informe recomienda adoptar medidas estructurales, entre ellas: reforzar la seguridad jurídica, simplificar el entramado normativo y garantizar un entorno legal estable y transparente, especialmente en sectores estratégicos como energía y telecomunicaciones. Se aboga por modernizar la legislación sobre inversiones extranjeras, armonizarla con los marcos europeos y evitar políticas intervencionistas que generen incertidumbre, como en el caso del sector inmobiliario. La reducción de cargas burocráticas mediante procesos más ágiles y digitalizados facilitará la actividad inversora. En materia fiscal, se sugiere establecer una política competitiva que no incremente la carga impositiva y que contemple incentivos específicos para I+D+i y sectores clave.
Se propone promover la atracción de talento internacional, integrándolo con los recursos locales. Además, impulsar alianzas público-privadas en infraestructuras e incentivar la inversión en innovación y digitalización —a través de clústeres sectoriales y zonas económicas especiales— contribuirá a crear un entorno más favorable para la inversión extranjera a largo plazo.