Existen varias maneras de definir la sequía. Una de ellas es la meteorológica cuando se produce una falta continuada de precipitaciones y es la que da origen a otros tipos de sequía (hidrológica, agrícola y socioeconómica).
El año hidrológico tiene en cuenta las lluvias caídas entre el 1 de octubre de un año y el 30 de septiembre del siguiente, y no coincide con un año natural porque parte de las precipitaciones del otoño y del invierno pueden acumularse en forma de nieve y no fundirse hasta la siguiente primavera. Esa caracterización de las precipitaciones se adapta mejor al ciclo del agua que el año natural porque la mayor parte de la lluvia y nieve que cae durante el año hidrológico tiene su escorrentía -es decir, transcurre por los ríos- entre el 1 de octubre de un año y el 30 de septiembre del siguiente.
Pues bien, los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), recogidos por Servimedia, indican que entre el 1 de octubre de 2022 y el 30 de septiembre de 2023 se acumularon 560,7 litros por metro cuadrado, lo que supone un 12% menos respecto a la media del periodo de referencia entre 1991 y 2020, que es de 640,1 litros por metro cuadrado. Las cantidades acumuladas en ese periodo son inferiores a las normales en la mayor parte de la península y los archipiélagos.
Algunas zonas no han llegado al 75% de las lluvias habituales, concretamente puntos de los cuadrantes noreste y suroeste peninsulares; lugares más aislados de Asturias, Cantabria o País Vasco, y la mayoría de Canarias, principalmente en las islas más orientales, salvo en La Palma y en la mitad sur de Tenerife.
Por otra parte, ha llovido más de lo común en Galicia. También en la mitad oeste de Castilla y León, Soria, La Rioja, la mitad sur de Navarra, las provincias de Madrid y Toledo, y mitad oeste de Cuenca. Además, ha habido lluvias en la mitad norte de Extremadura y de manera más dispersa en el área levantina que va desde Almería hasta el valle del Ebro. También se han registrado lluvias en las islas de Mallorca y Menorca, y en la mitad sur de la isla de Tenerife.
El año hidrológico 2022-2023 fue deficitario casi siempre, con cerca de un 50% menos lluvia en octubre y un 23% menos en noviembre del año pasado. Las precipitaciones asociadas a la borrasca Efraín revirtieron esa tendencia y el pasado diciembre acabó con un 1% más de lluvia de lo habitual en el conjunto de España, tendencia positiva que se mantuvo al finalizar enero (un 2% más).
Sin embargo, el año hidrológico volvió a entrar en negativo al acabar febrero (-9%), marzo (-17), abril (-24%), mayo (-22%), junio (-15%), julio (-15%) y agosto (-17%), situación que mejoró en septiembre hasta reducirse el déficit hasta un 12%.
La Península Ibérica en su conjunto se encontraba a finales de agosto en situación de sequía meteorológica considerando las precipitaciones de los 12 meses previos, lo que ocurría en todas las cuencas de acumulación, salvo la del Tajo.
También existe una sequía meteorológica de larga duración -es decir, teniendo en cuenta las lluvias de los tres años anteriores- para el conjunto de la España peninsular y en todas las cuencas de acumulación salvo las del Júcar, Segura y Tajo.