Con una irradiación solar excepcionalmente alta, 300 días de sol o alrededor de 2.500 horas solares anuales, España tiene potencial no solo para satisfacer su demanda energética interna, sino también para exportar energía limpia a otras naciones del entorno.
De hecho, nuestro país es líder en el ámbito de la energía solar a nivel industrial, con proyectos a gran escala que le confieren una posición dominante en términos de capacidad total de energía solar. Sin embargo, este éxito no consigue replicarlo ni aplicarlo al sector de la energía solar residencial que, en España, está experimentando un crecimiento notablemente lento en comparación con sus homólogos europeos. Las cifras proporcionadas por la Agencia Internacional de Energía (IEA) son claras al respecto y revelan una brecha sustancial en la adopción de energía solar residencial entre España y países como Alemania.
En efecto, en este último año, y según un informe de Clean Energy Wire, Alemania ha emergido como el nuevo líder del sector de la energía solar fotovoltaica en Europa, desplazando a España de su posición y cuestionando su lugar en el contexto del panorama solar europeo. Se trata, por tanto, de un cambio de liderazgo propiciado fundamentalmente por el sector de la energía solar residencial.
Esto plantea varios interrogantes para España que, a pesar de estar bañada por el sol, no ha conseguido mantener su posición en el mercado de la energía fotovoltaica. ¿Por qué? ¿Por qué, a pesar de contar con un recurso solar abundante, las políticas actuales parecen desincentivar la participación ciudadana en la generación de energía limpia? ¿Por qué se imponen obstáculos a aquellos ciudadanos que desean contribuir activamente a la transición energética?
Por un lado, la Ley de Autoconsumo de Energía Solar, específicamente el Reglamento electrotécnico para baja tensión e ITC. Artículo 4.3, contempla una modalidad de autoconsumo sin trámites, para una instalación con una potencia máxima de 800 vatios. Para ello, el IDAE demanda la colocación de un dispositivo antivertido en la propia instalación para impedir la inyección de energía excedentaria a la red (lo que ocurre, por ejemplo, si se producen 700W en un momento del día, pero solo se consumen 500W). Se trata de un aspecto totalmente cuestionable para las instalaciones <800W (Plug & Play), sobre todo cuando los países de nuestro entorno, como Francia y Alemania, permiten sistemas similares sin imponer este requisito. Como resultado, su mercado
de estaciones Plug & Play se disparó en 2023 (¡un 400% más en Alemania! Por ejemplo). ¿Por qué es necesario este dispositivo? Esta singularidad técnica se ha convertido en una barrera que afecta significativamente a la eficiencia y a la sostenibilidad de las instalaciones fotovoltaicas de menos de 800W. Debería ser imperativo permitir que la energía generada, pero no consumida, el excedente, pueda ser inyectado en la red y contribuir así a la red general. Solo de esta manera se puede avanzar hacia un modelo de generación y consumo de energía más eficiente y respetuoso con el medio ambiente, haciendo la energía solar más accesible a propietarios e inquilinos con presupuestos de inversión limitados.
Por otro lado, la misma Ley contempla una modalidad de autoconsumo con la posibilidad de inyectar los excedentes de energía, cierto, pero previa tramitación técnica y administrativa con la distribuidora de la zona y, por supuesto, en función de la potencia instalada. Sería interesante preguntarnos por qué tanta burocracia en vez de impulsar ajustes normativos más efectivos para la participación de todos en la construcción de un futuro energético más sostenible.
En efecto, el papeleo, una de las señas de identidad de España, obstaculiza en buena medida la adopción de la energía solar en los hogares, con unos requisitos de legalización y una serie de exigencias legales más rigurosos que en otros países europeos. La reducción de las barreras administrativas en estesentido podría ser clave para estimular el crecimiento de la energía solar en el ámbito residencial, alentando a más ciudadanos a dar el paso hacia un modelo energético más limpio y autónomo.
Por todo ello, es necesario adoptar un enfoque multidimensional que incluya un compromiso colectivo donde gobiernos, ciudadanos y empresas trabajen de la mano. Solo de esta manera podremos abordar los desafíos que plantea el autoconsumo energético de forma integral y diseñar estrategias específicas que permitan desbloquearel pleno potencial de la energía solar residencial en España, un cambio elemental para asegurar una transición energética eficiente y un impulso esencial para avanzar hacia una sociedad más sostenible.