Pero las cosas son como son y no como uno quiere. Y ese es el punto de inflexión en el que se encuentra no solo el señor presidente, sino todo su equipo de asesores y es que el cumulo de errores que han cometido es de tal calibre que muy pocos podrían escapar con bien.
Y no es una exageración. En una simple enumeración de eventos organizados o pilotados desde las estructuras de poder resulta que la situación interior se ha deteriorado de tal manera que cada vez que aparece en publico y no ha sido aislado convenientemente los gritos sobre su persona se oyen hasta en la Catedral del pueblo de turno. Pero es que toda su estrategia de alianzas políticas está entrando en una espiral muy peligrosa. Las campañas han aflorado muchas mas tensiones. Incluso mas de las necesarias para el presidente de un Gobierno en minoría y los resultados pueden romper las débiles alianzas con las que hasta ahora Sánchez ha podido medio gobernar sin presupuestos y sin mayoría parlamentarios claras.
Pero ha ello hay que añadir el enorme patinazo del caso Koldo con todas sus ramificaciones incluida su mujer que le `pueden llenar de porquería y forzar una convocatoria electoral ante la imposibilidad de que ese cumulo de socios que se ha buscado, incluso puedan aguantar a su lado sin sufrir un deterioro insoportable para esas formaciones.
Y todo ello sin hablar del monumental fracaso de su gira internacional por estado palestino que ha terminado peor que fatal, con todo lo que ello supone de deterioro personal, cuando uno solo de sus visitados ha admitido que a lo mejor, puede ser que, lo de Palestina sea posible.
Y para colmo, su bestia negra, la presidenta de Madrid, no solo ha salido indemne del bestial ataque sufrido en la persona del ya famoso novio y sus empresas, sino que el tiro le puede salir a Sánchez por la culata.
En definitiva todo un panorama para pensárselo dos veces