Así si el ganador de las elecciones se dirige al perdedor para tratar de estudiar las posibilidades que cada uno tiene de gobernar, este último, el perdedor le contesta con una serie de desabridos, mas un par de chulerías propias de taberna barriobajera que nada tienen que ver con los problemas que el resultado electoral plantea y que tiene muy complicada solución, salvo que en un alarde, que por otra parte tampoco sería extraño y mucho menos nuevo se venda todo el paño al perdedor a un elevado precio y en una años España, ni sea tal, sino la mitad de ella misma.
En este grotesco contexto no es de extrañar que se oigan frases disparatadas en las que determinados personajes se arrogan tal poder de convocatoria y capacidad de responsabilizarse de tareas que desconocen y para las que no están preparados que asombran a propios y extraños.
Es cierto que, en política todo vale, menos perder el poder, pero en nuestra España, los perdedores son los que tienen la posibilidad de gobernar. Así, tanto el PSOE, como ERC, como el PNV o incluso la aventurera de Diaz, han salido mal paradas de la convocatoria provocada por Sánchez, son los derrotados, pero la extraña matemática les puede hacer gobernar y eso les tiene completamente descompuestos, de modo y manera. que venderán a la propia España para sentarse en el sillón.
De hecho, un delincuente fugado de la Justicia es el primer interesado en forzar y lograr esa aberración, pase lo que pase y perdamos lo que perdamos el resto de los ciudadanos.