En la eurozona se perderá casi un 20% de población activa, pasando de 221 millones de trabajadores en 2022 a 180 millones en 2100, lo que disminuirá la recaudación de los Estados y aumentará los gastos en dependencia. No obstante, en los últimos años han entrado en juego dos factores que suponen un contrapeso a la tendencia demográfica: la inmigración y la pandemia, que según la OMS acabó con la vida de unos tres millones de personas en el continente europeo entre 2020 y 2021, en un porcentaje muy alto personas con edades avanzadas. En concreto, el nuevo panorama demográfico ha hecho revisar un 0,1% el crecimiento potencial de la economía europea con respecto a las estimaciones de antes de la pandemia y reducirá el gasto en pensiones entre un 0,2% y un 0,3% del PIB de la zona euro hasta 2050, apunta un estudio publicado este viernes por el Banco Central Europeo.
Por el contrario, la mayor oferta de mano de obra que traerá consigo el aumento de la inmigración, y su integración en el mercado laboral, hace estimar al BCE que habrá presiones demográficas que afectarán a los salarios a la baja, aunque los efectos tan solo contraerían entre el 0,01% y el 0,02% a la baja las remuneraciones hasta 2050.
El gasto en pensiones seguirá siendo uno de los grandes retos europeos, apunta la institución bancaria. El Informe sobre el Envejecimiento 2021 de la Comisión Europea muestra que la previsión es que los gastos asociados a la edad –pensiones, asistencia sanitaria, cuidados de larga duración y educación– ascenderán en 2,4 puntos porcentuales hasta el 27% del PIB de la zona euro en 2050.