En toda la UE, la economía registró en el tercer trimestre un crecimiento del 0,3%, manteniendo el ritmo de los tres meses anteriores.
Entre los Estados miembros, Irlanda (2%) registró el mayor aumento en comparación con el trimestre anterior, por delante de Lituania (1,1%) y España (0,8%). Mientras, se registraron descensos en Hungría (-0,7%), Letonia (-0,4%) y Suecia (-0,1%).
Entre las otras principales economías de la eurozona, Alemania registró una expansión del 0,2%, Francia creció un 0,4% e Italia se estancó (0%). «La aceleración del crecimiento intertrimestral indica que las preocupaciones sobre una recesión inminente son exageradas. Aun así, tampoco hay que sobrestimar la fortaleza de la economía de la eurozona sobre la base de esta lectura de crecimiento mejor de lo esperado», apuntan los analistas de ING. Creen que, para el Banco Central Europeo (BCE) «esto supone una especie de control de la realidad sobre la actividad económica». Los datos «deberían tranquilizar» al organismo respecto de la evolución del crecimiento y «aportan un argumento agresivo al debate previo a la reunión de diciembre». Añaden que «la cuestión es si los datos del PIB no son un rebote de gato muerto»: «Seguimos siendo cautelosos sobre las perspectivas para los próximos meses, ya que el consumidor sigue ahorrando, lo que hace que la recuperación del consumo, respaldada por un crecimiento más fuerte de los salarios reales, sea relativamente moderada. La inversión recibirá cierto impulso gracias a los tipos más bajos, pero el impacto será limitado dada la baja utilización de la capacidad en la industria y el entorno exportador lento».
Por lo tanto, «no veamos esto como el puntapié inicial de una recuperación vibrante: la economía de la eurozona sigue lenta por el momento y es probable que el crecimiento del PIB en el cuarto trimestre sea inferior a la lectura sorprendentemente fuerte del tercer trimestre», dicen.