«Tres años y menos tres días» después, el dirigente gallego retornó al enclave que le aupó a la presidencia del PP y zanjó la crisis que se saldó con la salida abrupta de Pablo Casado. Feijóo hizo gala de los resultados electorales de los últimos años, pero reconoció que no puede «ignorar» que le «faltó completar el 100%» de sus objetivos, es decir, llegar a La Moncloa. «Ya hemos aprendido que después de 46 años ya no llega solo con ganar y no lo haremos mediante atajos; llegaremos un poco más tarde, pero llegaremos bien. No nos someteremos al chantaje de nadie. El cambio será con valores o no será», dijo en su balance durante la clausura de la XXVII Unión Interparlamentaria del PP en Sevilla, donde dedicó varios reproches al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
En primer lugar, acusó al PSOE de preferir «la deshonra y el desgobierno» para impedir la alternancia política. Y posteriormente, apuntaló sus reproches al Ejecutivo retratando «el despotismo sanchista», que «se manifiesta de tres maneras». «La primera, se impide debatir en el Congreso. La segunda, se incumple lo aprobado en las Cortes. Y la tercera, se incumple la Constitución».
En este contexto, aseguró que el PP es «más necesario que nunca» y pidió a su partido movilizarse y prepararse para unas futuras elecciones. «No hay fórmulas mágicas para conseguirlo. Solo hay un método: trabajo, trabajo y trabajo», animó.