Un año después de irrumpir en este proyecto con un contrato de 3.700 millones de euros para levantar la línea principal en Letonia junto a la francesa Eiffage y la italiana Rizzani, el grupo que preside Rafael del Pino -de nuevo a través de su filial polaca Budimex- puja por contratos cercanos a los 1.000 millones para construir las dos secciones de la línea de alta velocidad que pasan por Estonia.
La filial polaca que dirige Artur Popko ha encontrado en este proyecto una gran oportunidad para expandir el potencial que viene demostrando a nivel local. En esta ocasión, la división que controla Ferrovial al 50,14% se encuentra en uno de los cinco consorcios preseleccionados por las autoridades locales para presentar sus ofertas por estos contratos. Lo hace, de la mano de las francesas Bouygues e Ingérop, la finlandesa WSP y la local KMG.
Según consta en las bases de la licitación publicada en la plataforma del proyecto, los nuevos contratos han atraído especial interés internacional. Entre el resto de consorcios, se encuentran otros gigantes de las infraestructuras europeas como la francesa Vinci, junto a la ingeniería gala Systra, así como una gran presencia de firmas locales y otras potencias del Báltico.
La UE ha situado este proyecto ‘greenfield’ en el centro de su misión para impulsar la red transeuropea de transporte a través de una línea de 870 kilómetros de ancho de vía estándar europeo, que permitirá una mayor integración de la región con Europa central y occidental. Esta carta de presentación ha despertado el interés de las empresas punteras de la ingeniería y el ferrocarril español. Además de Ferrovial, otras firmas como Ineco y Renfe también forman parte de este proyecto a través de contratos para prestar servicios como «operador en la sombra».