Pero después pasa a señalar que esto «refleja las mejores perspectivas de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de España en comparación con sus homólogos gracias a los fundamentos macroeconómicos positivos, impulsados por un mercado laboral dinámico y en mejora, el bajo endeudamiento del sector privado y el fortalecimiento de la competitividad exterior». «Esperamos que estas mejoras estructurales mitiguen algunos de los efectos del aumento de los aranceles mundiales en la economía nacional y reduzcan la volatilidad macroeconómica a largo plazo», señalan.
No obstante, destacan los riesgos de una guerra comercial y creen que existe una gran incertidumbre en torno al comercio mundial: «La posibilidad de aranceles recíprocos más elevados y de aranceles sectoriales adicionales sigue siendo un riesgo a la baja».
La exposición comercial directa de España a Estados Unidos es limitada, inferior al 5% de las exportaciones totales (1,1% del PIB), lo que «puede proteger a la economía real del impacto de unos aranceles estadounidenses más elevados». Sin embargo, los efectos indirectos de una guerra comercial mundial «son inciertos». «Como parte de la cadena de suministro europea, el 40% de las exportaciones totales de bienes de España comprende productos semimanufacturados, bienes de equipo y automóviles y piezas de recambio, que podrían verse afectados por la dinámica del comercio mundial», añaden.
Desde Fitch destacan que los persistentes superávits por cuenta corriente de España, con una media del 2% del PIB en la última década, «subrayan su resistencia a las perturbaciones externas. El prolongado desapalancamiento ha convertido al sector privado no financiero español en un pequeño acreedor externo neto, con una posición del 3% del PIB en 2024, frente a una deuda externa neta del 25% del PIB en 2010».
Esperan un crecimiento continuo en el sector de servicios en España (69% del valor añadido bruto), «impulsado por los sectores de mayor valor añadido, como las TIC, los servicios financieros y otros sectores profesionales».
En este contexto, consideran que España «está bien posicionada para beneficiarse de las oportunidades de inversión extranjera y ampliar su cuota de mercado mundial, gracias a sus menores costes unitarios de mano de obra y energía en comparación con la media de la zona euro».
Así, desde la agencia de calificación prevén que la economía española registrará un crecimiento del PIB del 2,5% en 2025 y del 1,9% en 2026, «impulsado por un sector interno resistente». Unas previsiones que están basadas en un tipo arancelario efectivo del 15% sobre las exportaciones de la Unión Europea (UE) a Estados Unidos y de un 7,5% de aranceles de represalia por parte de la UE.
«La demanda interna se verá respaldada por la solidez de los balances de los hogares y del sector empresarial, junto con el aumento del consumo público vinculado al gasto del Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR). La relajación de la política monetaria contribuirá a estimular la inversión empresarial, aunque se enfrenta a retos derivados de la mayor volatilidad de los mercados», indican.
En cuanto a la deuda pública, estiman que la ratio se situará en el 101,8% del PIB a finales de 2024. «El Plan Fiscal y Estructural a Medio Plazo 2025-2028 de España tiene como objetivo reducir la deuda por debajo del 100% del PIB para 2027, apuntalado por superávits fiscales primarios a partir de 2025 y el continuo crecimiento elevado del PIB nominal», pero Fitch prevé un descenso más gradual de la deuda, hasta el 101,4% del PIB en 2027, «debido a la falta de visibilidad de las medidas de saneamiento presupuestario».
En su opinión, la elevada deuda pública de España deja un margen fiscal limitado para acomodar un mayor gasto sin una mayor consolidación fiscal. «En nuestro horizonte de previsión a medio plazo, esperamos que las presiones fiscales derivadas del aumento de los costes de los intereses, el envejecimiento de la población y el gasto en defensa den lugar a mayores déficits presupuestarios. Para 2025, prevemos un déficit fiscal del 2,8% del PIB, por debajo del 3,2% (2,8% excluyendo los costes extraordinarios relacionados con las inundaciones regionales) de 2024. Sin embargo, al ralentizarse el crecimiento del PIB, prevemos déficits del 3% para 2026 y del 3,3% en 2027».