Para la calificadora de riesgos, la perspectiva positiva refleja «la mejora de los factores estructurales» que han aumentado el potencial de crecimiento del PIB de España y han reforzado su resiliencia a los shocks externos. En este sentido, considera que las tendencias positivas del mercado laboral impulsadas por una fuerte migración neta y reformas, la mejora de la competitividad y la ausencia de desequilibrios macrofinancieros, respaldan la evaluación de que España seguirá superando a sus pares de la eurozona durante el horizonte de previsión.
De este modo, Fitch proyecta un crecimiento del PIB real de España del 2,9% en 2024 y un crecimiento medio del 2,2% en 2025-2026, frente al promedio del 1,5% de la eurozona.
Asimismo, la agencia ha revisado al alza su visión del potencial de crecimiento de España hasta cerca del 2% para el periodo 2024-2028, sobre la base de un mayor crecimiento de la oferta de mano de obra y destacando que la mano de obra extranjera seguirá siendo un importante motor del crecimiento de la oferta laboral, ayudando así a compensar una disminución natural de la población de España.»Las tendencias actuales respaldan que la población en edad de trabajar de España se expanda al doble de la tasa proyectada de los grandes pares europeos», expone la calificadora de riesgos.
Por otro lado, la agencia apunta que la ausencia de desequilibrios macrofinancieros se refleja en un sector bancario sólido y un bajo endeudamiento del sector privado, mientras que señala que la ratio de deuda pública, que se situó en el 105,1% del PIB en 2023, ha disminuido 14 puntos porcentuales desde su pico pandémico del 119,3% en 2020, con la meta de situarla por debajo del 100% del PIB en 2027, según el marco del Plan Fiscal y Estructural de Medio Plazo (PMMP 2025-2028).
Sobre esta cuestión, Fitch prevé una disminución más gradual de la deuda, hasta el 101,2% del PIB en 2027, basándose en la falta de visibilidad de las medidas de consolidación fiscal, y recuerda que, en comparación con sus pares, la ratio de deuda de España es más del doble de la mediana «A» (49,6%) y el cuarto más alto de la eurozona, después de Francia (109,9%), Italia (134,8%) y Grecia (163,9%).
Además, Fitch señala que el componente de estabilidad política de España es ligeramente inferior al de sus pares con calificación ‘A’, lo que refleja la configuración gubernamental altamente descentralizada del país, que en ocasiones puede conducir a una mayor fragmentación política.
De tal manera, advierte de que el Gobierno de coalición minoritario de Pedro Sánchez «sigue enfrentándose a desafíos para sacar adelante la legislación» y la dependencia del apoyo de los partidos separatistas «aumenta los riesgos de implementación de políticas», como demuestran los retrasos en las discusiones sobre los presupuestos de 2024 y ahora 2025.
En este sentido, avisa de que el progreso en la reforma estructural necesaria para el desembolso de los fondos de la UE también podría verse obstaculizado, aunque reconoce que ya se han aprobado la gran mayoría de las reformas importantes, incluida la segunda parte de la reforma de las pensiones y la nueva Ley de Empleo, a pesar de que no se ha avanzado en el hito de la reforma fiscal del Plan de Recuperación.
De este modo, Fitch señala como factores que podrían, individual o colectivamente, conducir a una acción negativa sobre el rating español un nuevo aumento de la deuda pública/PIB como consecuencia de déficits fiscales mayores de lo esperado o un crecimiento más débil, así como por cuestiones estructurales, incluyendo un aumento de las tensiones políticas internas, como por ejemplo entre el Gobierno regional de Cataluña y el Gobierno central, que llevase a un grave deterioro en la implementación de la política económica y fiscal.