El mensaje es claro y viene desde el Fondo Monetario Internacional (FMI). La institución se dirige hacia Europa para instar a que Estados miembros y la Comisión a «evaluar de forma continua el impacto del aumento del gasto en defensa sobre la sostenibilidad de la deuda» al mismo tiempo que desarrollen planes para colocar la deuda en una trayectoria estable o descendente a medio plazo.
Así se extrae entre las conclusiones preliminares de la misión del FMI para la elaboración del informe anual ‘Artículo IV’, en el que los técnicos de la institución advierten de que los riesgos para el crecimiento de la zona euro «son a la baja» como consecuencia de la incertidumbre sobre la política comercial o las tensiones geopolíticas, que podrían lastrar la demanda y el crecimiento más de lo previsto, contrarrestando los posibles impactos positivos de una mayor flexibilización fiscal si más países aumentaran el gasto en defensa.
Por otro lado, desde Washington también ponen la mira en aquellos países con un espacio fiscal «limitado» y elevada deuda, entre los que figura España, para invitarles a adoptar «ajustes significativos» en sus presupuestos, al tiempo que afrontan «presiones de gasto» asociadas a los compromisos en seguridad y defensa y al envejecimiento de la población. «Para estas economías, son necesarios ajustes fiscales significativos para mitigar riesgos, mientras que los países con espacio fiscal pueden postergar el ajuste fiscal» recoge el ente internacional en su informe sobre el estado de la economía de la zona euro, presentado a los ministros de Finanzas de la moneda común durante su reunión en Luxemburgo.
Para el organismo, no obstante, los riesgos para el crecimiento de la zona euro «se inclinan a la baja». «La incertidumbre en las políticas comerciales, una mayor escalada de aranceles o las tensiones geopolíticas podrían afectar la demanda y el crecimiento más de lo previsto» comentan antes de añadir que, en el caso de que más países apuntalen su gasto en defensa, «es probable que estos factores de riesgo se impongan a los posibles efectos positivos de una expansión fiscal inesperada».
En este contexto, considera fundamental fomentar la innovación y facilitar el crecimiento empresarial como medios para aumentar la productividad y la resiliencia en la Unión Europea. Para lograrlo, destaca que una mayor integración del mercado único juega un papel crucial. El análisis concluye que las barreras aún existentes dentro del mercado único equivalen, en promedio, a un arancel del 44% en el comercio de bienes y del 110 % en el de servicios. Una integración más profunda del mercado permitiría aprovechar los beneficios de la especialización dentro de la UE, especialmente en un entorno en el que las cadenas de valor globales están en proceso de reconfiguración, lo que abriría nuevas oportunidades para que las empresas exploten economías de escala.