Tal y como recuerda la patronal, el impuesto a la banca se aprobó «en un momento en que se esperaban grandes necesidades debido a las crisis del Covid-19 y de la guerra en Ucrania». «Desde entonces la coyuntura económica ha variado, han subido los tipos y también los resultados bancarios, pero en realidad lo han hecho menos que en el resto de sectores. Debe repensarse: no se pueden hacer ordinarias medidas extraordinarias», sostiene en un comunicado.
Foment del Treball alerta de que si se consolida este impuesto se generará un «impacto directo inmediato de cerca de 15.000 millones de euros vía restricciones de crédito para inversiones productivas y pérdida de valor de las entidades financieras impactadas».
En concreto, la patronal estima que habría 9.500 millones de euros menos en crédito para financiar inversiones productivas: «Esto significaría menos inversión, menos competitividad, menos crecimiento y menos creación de empleo para Cataluña».
Asimismo, recuerda que el crecimiento económico de España se ha mantenido vigoroso en 2023, con un 2,7%, y que en 2024 se espera un incremento de un 2,8%, muy por encima de la media de la eurozona. Al mismo tiempo, los tipos están bajando y «el impuesto impactará negativamente en los resultados y en las inversiones» de los grupos financieros.
Todo ello, añade la organización empresarial, «en un momento clave para el futuro y con enormes retos a abordar sin dilación, como apunta el informe Draghi y también el informe Letta».
En este punto, Foment cita la advertencia del Banco Central Europeo (BCE) sobre el establecimiento de un gravamen que «lastra a los bancos en bolsa». En este sentido, el Instituto Español de Analistas calcula un efecto negativo en la valoración de los recursos propios entre el 13% y el 14%, y podría llegar a un 22%.
«Esto implicaría una pérdida de valor para los accionistas de las entidades catalanas de 6.300-6.800 millones de euros, que podría llegar a 11.000 millones de euros en función de las características finales de los impuestos», advierte la patronal.
Por todo ello, Foment pide al Gobierno que «desista de la voluntad de prorrogar el impuesto a la banca», que además lesiona los intereses de los ahorradores y accionistas.