De hecho en estos años la salida de dinero ha sido una constante. En estos momentos, en la cartera existe un alto peso de los fondos mixtos (63%), frente al 20,7% de exposición a la bolsa. El resto se distribuye en renta fija a largo plazo (7,4%), renta fija a corto plazo (5,1%) y garantizados (3,8%). Sin embargo, la realidad es que los fondos de pensiones individuales han vuelto a registrar por cuarto año consecutivo salidas netas de dinero. Los 1.336 millones contabilizados en 2020 como resultado de restar a las aportaciones el montante que sale, contrastan con los números rojos de 2021 (-152 millones), de 2022 (-666) y de 2023 (-814). A esto hay que sumar las pérdidas de 760 millones de 2024.
El hachazo fiscal afecta principalmente a aquellos que cuentan con una renta bruta de entre 24.000 y 51.000 euros, rango en el que se concentra casi la mitad de los contribuyentes que realizan aportaciones. Cabe destacar que los partícipes de los planes de pensiones individuales son el grupo más numeroso con un total de 7,3 millones de personas, 26.386 menos que hace un año, que le devuelven a niveles de 2004. Inverco estima el número neto de partícipes en ocho millones de personas, ya que muchos de ellos cuentan con más de un plan.
Desde la patronal critican que estos niveles de renta hayan visto penalizado su ahorro en más de 610 millones solamente con la primera rebaja, al tiempo que inciden en que tampoco se ha conseguido canalizar el ahorro de los individuales para impulsar los planes de empleo. En este sentido, han establecido una comparativa por tramos entre 2020 (último año con el límite máximo de 8.000 euros) y 2023. De ella se deduce que la reforma ha afectado a un millón de ahorradores, que se han visto obligados a rebajar el monto que destinan a esta partida. En este contexto, la reivindicación del sector pasa por elevar el monto fiscal exento hasta los 5.000 euros.
2025 ha supuesto la apertura de la ventanilla para todos aquellos que contrataron este vehículo hace más de diez años. La iniciativa impulsada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy en 2018 ha dado alas para retirar fondos contratados en 2015 o antes sin necesidad de justificación. Pese a ello no esperan que se produzca una fuga masiva de capital. El pronóstico parte del argumento de que una vez rescatado ese ingreso tributa como una renta del trabajo, lo que puede conllevar un aumento impositivo en el momento que se rescata. En cualquier caso, estiman que las consecuencias derivadas de esta situación son «complicadas de evaluar». La expectativa de cara a este 2025 pasa porque los planes de pensiones individuales experimenten un comportamiento neutro y se sitúen en los 92.500 millones. La previsión va en sintonía con la esperada para el total de fondos de pensiones, para los que Inverco anticipa un crecimiento modesto, del 1,6%, hasta los 134.000 millones.