Y es que la situación postelectoral es endiabladamente complicada para que un país como Francia, dependiente de una Administración mas que centralizada, dependiente para casi todo de la capital no contar con un gobierno monocolor u homogéneo complica la gobernanza hasta situaciones insospechadas en estos momentos
Si gobernar España es complejo y complicado, cuando resulta que el gobierno central es el que tenemos, pero las CC AA son bastante autónomas en muchas decisiones imagínense si para mover un simple lápiz dependiésemos de un Gobierno a la greña, mucho mas de lo que estamos viendo con las peleonas dé Sumar contra socialistas y viceversa.
Para los españoles está claro que el rey reina pero no gobierna. En Francia el presidente gobierna, vaya que si gobierna y el ejecutivo también lo hace. Es decir, si siendo del mismo partido ya surgen enfrentamientos explíquenme los expertos politólogos al uso que puede pasar con personalidades tan atípicas como Macron y Melinchon. Las chispas, quizá mejor dicho los incendios pueden ser de los que arrasan bosques enteros.
A todo esto, ya sin tan siquiera gobernar el frente Popular se enfrenta a su primera pelea, esta interna para conformar el mismísimo ejecutivo, así que “largo me lo fiais amigo Sancho” pero las cosas no pintan nada bien para la teórica segunda economía europea y como consecuencia para Europa que ha evitado él peligroso y previsible ataque de la ultraderecha de Le Penn pero se enfrenta a un posible desastre de gestión que arrastre a la propia Europa hacia situaciones desconocidas