Y claro está, cuanto más necesidad se tiene del voto para sobrevivir como partido mas alardes se hacen y mas tonterías se dicen es el caso de Podemos que además de pelearse con los partidos contrarios , lo debe hacer contra el Gobierno de Sánchez del que forma parte, pero con el que mantiene un pulso constante, disputa a la que ahora se ha añadido el problema de marcar a su hasta ahora socia y amiga, pero que se ha losado al bando contrario, Yolanda, como ellas y ellos la llaman ahora, En ese marasmos de luchas no es de extrañar que tratando de pedir el voto para su candidato en Madrid, a la ministra Belarra no se le haya ocurrido otra idea que criticar a los madrileños, como si estos fuesen tontos niños mal criados y caprichosos.
Así esta señora en medio de El Retiro ha aseverado que con Sotomayor como alcalde «se regularán los precios del alquiler para que bajen, se darán alternativas de ocio para que los jóvenes no tengan que ir a las casas de apuestas y se van a remunicipalizar muchísimos servicios públicos fundamentales para el derecho al cuidado de los madrileños, como las escuelas infantiles». Y claro de ahí se pasa al ataque a los madrileños que conformamos una ciudad absolutamente invivible: una ciudad pensada para ejecutivos, ricos y Erasmus», que sin embargo, «da la espalda permanentemente a las familias, a las personas jóvenes, a las mujeres y también a las personas mayores».
Yo no se donde vive esta señora o si cuando viene a Madrid tiene un pisito de esos que paga el Estado y entre coche oficial, reunión y comida ministerial no ase entera de lo que se cuece en las calles de la capital, pero poco tiene que ver con afirmaciones tan gratuitas y tan alejadas de la realidad, así que cuando pida el voto, no será de extrañar que los madrileños le demos la espalda.
Y para colmo la señorita Serra la portavoz del partido político Unidas Podemos y asesora del ministerio de Igualdad, que ha cumplido una condena de inhabilitación por 19 meses quiere ser candidata a las próximas elecciones.
Todo un ejemplo de lo que es o deja de ser la honestidad política