El cierre de 2024 y el buen comportamiento de la economía en el primer trimestre de este año hubieran conducido a un ajuste al alza del PIB para 2025, pero la inercia expansiva ha sido neutralizada por la imposición de los aranceles. Así, Funcas estima que, en un escenario relativamente optimista en el que la presión de los mercados obliga a suavizar las medidas proteccionistas, la guerra comercial restará tres décimas de crecimiento este año y cuatro adicionales el próximo: 2,5 décimas se deberían al impacto directo de los aranceles en las exportaciones y 4,5, a la desaceleración de la economía norteamericana y sus derivadas en el comercio internacional, en particular en los mercados europeos.
• El coste de la guerra arancelaria para la economía española, si no se produce una escalada adicional, puede oscilar entre siete décimas y 1,2 puntos porcentuales
• El sector exterior restará tres décimas al crecimiento del PIB español tanto en 2025 como en 2026, situación muy diferente a la de los tres últimos años, en los que más del 30% del crecimiento provino de este componente
• La inflación continuará en la senda de la moderación: la media anual de la tasa general se situaría en el 2,3% este año y en el 1,9% el próximo
• En 2025-2026 se crearán 360.000 empleos netos anuales frente a un promedio de 550.000 en los dos últimos años
Sin embargo, como ha advertido el director general de Funcas, Ocaña, “en un escenario menos benévolo, en el que la guerra comercial y la incertidumbre se prolongan en el tiempo, el impacto para la economía española podría ser de hasta 1,2 puntos porcentuales en el bienio, lo que dejaría tasas de crecimiento del 2% este año y del 1,4% el próximo”. “La evolución de la economía europea y española depende en este momento más que nunca de una variable política externa a la economía”, ha añadido.
En el escenario central de previsiones que maneja Funcas, en concreto, no se contempla la aplicación de los aranceles recíprocos a Europa y en el caso de China se parte del supuesto de una suavización. A pesar de ello, para el director de Coyuntura de Funcas, Raymond Torres, los primeros efectos de la guerra comercial no tardarán en percibirse, aunque ha explicado que “este escenario tiene un efecto negativo pero relativamente moderado sobre la economía europea y sobre la española. Como la economía europea ya estaba estancada, este impacto la acerca más a la recesión. En el caso español, en cambio, ese impacto negativo no impediría seguir creciendo a tasas por encima del 2% este año”.
En este contexto, el crecimiento del PIB será menos equilibrado que en años anteriores, ya que procederá solo de la demanda interna, cuya aportación será de 2,6 puntos en 2025 y 1,9 en 2026. El sector exterior restará tres décimas tanto en 2025 como en 2026, situación muy diferente a la de los tres últimos años, en los que más del 30% del crecimiento del PIB provino de este componente.
Dentro de la demanda interna destaca el fuerte avance del consumo, frente a la debilidad de la inversión, particularmente en el segmento de bienes de equipo, el más sensible al deterioro del entorno internacional. El consumo privado crecerá a un ritmo elevado, por el incremento de la renta disponible de los hogares y el desembolso de una parte del ahorro acumulado en los dos últimos años (la tasa de ahorro de los hogares se mantuvo muy alta en 2024, el 13,6% de la renta disponible bruta). El consumo público también aumentará, aunque con menos vigor que en ejercicios anteriores por la prórroga presupuestaria y el sistema de entregas a cuenta a las administraciones territoriales.
La escalada proteccionista hará mella en las exportaciones, sobre todo de bienes. Las exportaciones de servicios no turísticos perderán fuerza, en línea con la desaceleración de los mercados internacionales. Y el turismo crecerá menos que en años anteriores, ante la saturación observada durante el verano.
La inflación debería reducirse por la moderación de los precios de los productos importados debido a la apreciación del euro, el abaratamiento de los hidrocarburos y la mayor entrada de productos importados, en un contexto de creciente competencia por el cierre de facto del mercado norteamericano a las exportaciones procedentes de Asia. La media anual de la tasa de inflación general se situaría en el 2,3% este año y en el 1,9% en 2026. No obstante, las eventuales represalias de la UE podrían alterar esta senda. De momento, este escenario es coherente con un recorte de tipos por parte del BCE, de modo que el Euribor a un año bajaría al 2% a final de año y al 1,75% en 2026.
El mercado laboral perderá algo de vigor. Funcas espera la creación de 360.000 empleos netos anuales en 2025-2026, frente a un promedio de 550.000 en los dos últimos años (en términos de EPA). La tasa de paro se reduciría hasta el 10% en 2026, seis décimas menos que en la anterior previsión.
El déficit público bajará hasta el 2,9% en 2025, y tres décimas menos sin contar los efectos de la DANA. Para 2026 la previsión es 2,8%. Ante la persistencia del desequilibrio y la desaceleración de la economía, la deuda pública aún rondará el 100% del PIB, dejando poco margen de maniobra ante futuros shocks.