El último número de Cuadernos de Información Económica, publicación editada por Funcas, aborda este fenómeno, en parte resultado de la digitalización acelerada y el cambio estructural en las economías modernas, y el reto que supone para las políticas laborales, empresariales y educativas.
El problema es menos grave en España que en otros países europeos, pero resulta llamativo en un país con elevado desempleo. Ha generado un impacto en sectores tanto de alta como de baja cualificación. Malo analiza la creciente escasez de mano de obra en España tras la pandemia, que afecta a sectores como tecnología, salud y servicios. Las principales causas son el envejecimiento de la población, desajustes en la cualificación y condiciones laborales poco atractivas. En cuanto al envejecimiento de la población no solo altera el número de personas disponibles en ciertos sectores y ocupaciones por la jubilación de más trabajadores, sino que también es una muestra de que sectores y ocupaciones relacionados con la salud y los cuidados tienen necesidades crecientes de mano de obra debido al aumento del tamaño de la población mayor.
Los desempleados disponibles para ocupar un puesto de trabajo no tienen las cualificaciones requeridas por las empresas para las vacantes que desean cubrir. Como reflexión sobre este problema, el autor considera útil que los programas de formación para paliar la escasez de mano de obra por desajuste de cualificaciones incluyeran medidas para el cierre de este desajuste educativo. El artículo subraya la importancia de políticas públicas para enfrentar esta situación, enfocándose en la formación continua, la movilidad geográfica y la atracción de talento extranjero. Destaca que las soluciones a largo plazo deben centrarse en la transición energética y el progreso técnico, además de mejorar las condiciones laborales y los salarios, que motivan el rechazo a cubrir vacantes.
Amor, Figueroa y Pino se centran en la creciente volatilidad en los mercados de deuda soberana en la Eurozona, poniendo el foco en la situación fiscal de Francia. Con una deuda pública que alcanzó el 110% del PIB en 2023 y un deterioro constante de sus indicadores macroeconómicos, Francia ha visto aumentar los diferenciales de su deuda frente a Alemania, lo que genera preocupación sobre su sostenibilidad fiscal a medio plazo. Las elecciones legislativas, donde el partido de extrema derecha de Marine Le Pen ganó fuerza, han aumentado la incertidumbre política y fiscal. Aunque los diferenciales de deuda francesa han aumentado, el contagio a otros países periféricos como España e Italia ha sido limitado. El artículo concluye que, a pesar de las políticas del BCE, la inestabilidad política y fiscal de Francia presenta riesgos de fragmentación dentro de la Eurozona, lo que podría cronificar la volatilidad en los mercados de deuda soberana.
Torres examina el retroceso del sector automotriz europeo, que históricamente ha ocupado un lugar importante tanto por su peso en el PIB y en la balanza de pagos como por su contribución al desarrollo socioeconómico general, en comparación con sus competidores en EEUU y China. Entre 2019 y 2023, la producción europea retrocedió un 16,6% y los datos disponibles para este año apuntan a una tendencia prolongada a la baja. EEUU, por su parte, ha logrado estabilizarse, recuperando incluso una pequeña parte del terreno perdido en el periodo anterior, con un crecimiento del 2,7%, ligeramente superior al total mundial. Y China anota un salto adelante del 22,2%. Europa ya solo representa uno de cada seis vehículos producidos en el mundo, frente a uno de cada cinco hace una década. El artículo destaca que medidas como los aranceles y las ayudas a la compra no son suficientes para revertir este declive. En cambio, sugiere que serían más efectivos los incentivos a la inversión, particularmente en tecnología y producción de vehículos eléctricos. China se ha posicionado como líder en la industria de vehículos eléctricos gracias a su apoyo público y economías de escala. Mientras tanto, España ha logrado compensar parcialmente el declive europeo gracias al mercado único europeo.
En su artículo, Maudos estudia el proceso de internacionalización del sector bancario español. En 2023, el 55% del negocio bancario de España se realizó en el extranjero, casi 10 puntos más que en 2015. La internacionalización ha mejorado la rentabilidad de la banca española. En 2023, el 70% de los beneficios provinieron de operaciones en el extranjero. La diversificación geográfica también ha permitido mitigar riesgos y aumentar los márgenes de beneficios, con una mayor rentabilidad en los grupos consolidados que en el negocio doméstico.
Alberni, Berges y Rodríguez analizan la estabilidad en la calidad de los activos bancarios en Europa y España durante los últimos años, a pesar de la subida de tipos de interés y la inflación. Aunque se esperaba un aumento de la morosidad, los niveles han permanecido estables.