El crecimiento, sin embargo, será menos equilibrado que en 2024 ya que procederá por completo de la demanda interna, con una aportación de 2,6 puntos, mientras que el sector exterior restará dos décimas. El año pasado la economía española creció el 3,1%, una décima más que en la anterior previsión. La revisión al alza refleja el rebote del consumo privado y el fuerte tirón del consumo público. Esta variable sigue siendo la más expansiva de la economía española, con un incremento estimado del 4,9% en 2024, casi lo mismo que un año antes. Sin embargo, el comportamiento de la inversión es más débil de lo esperado. La aportación del sector externo fue positiva, si bien menos que en la previsión de octubre.
En la actualización de las previsiones para 2024 y 2025, Funcas ha explicado hoy que estas anticipan una inflexión de la política macroeconómica con un menor impulso fiscal, por la prórroga presupuestaria y la reticencia de los mercados a financiar deuda a nivel global, y con una política monetaria menos restrictiva, ya que el BCE mantendrá su senda de recortes de tipos. Sin embargo, la relajación deberá tener en cuenta unos tipos de interés más elevados en EEUU, ante la dificultad que tendrá la Reserva Federal para contener la inflación tras el regreso de Donald Trump a la presidencia, cuyos anuncios constituyen uno de los riesgos para la economía internacional. En este contexto, se espera un Euribor del 2,7%, dos décimas más que en la anterior previsión, y un rendimiento de la deuda pública del 3,2%, cuatro décimas más.
• El crecimiento será menos equilibrado que en 2024, ya que procederá por completo de la demanda interna, por el consumo público y por el privado, con una aportación de 2,6 puntos, mientras que el sector externo restará dos décimas
• El estancamiento de las exportaciones de bienes es, junto a la debilidad de la inversión privada, un hándicap a vigilar para la economía española
• El impacto de la depreciación del euro frente al dólar en términos de IPC será desfavorable, con una subida del 2,2% este año, más que en la anterior previsión
• Este año se crearán 370.000 empleos netos y la tasa de paro descenderá hasta el 10,7% al cierre del ejercicio
Dentro de la demanda interna destaca el tirón del consumo, que contrasta con la persistente debilidad de la inversión. Este año el consumo privado avanzará a un ritmo elevado, sostenido por el aumento de la renta disponible de los hogares y el desembolso de una parte del ahorro acumulado en los dos últimos años. Se espera también un nuevo incremento del consumo público, aunque menos vigoroso que en ejercicios anteriores. La inversión podría recuperarse ligeramente, en particular en el segmento residencial, por la fuerte demanda de vivienda. Con todo, la formación bruta de capital fijo apenas se situaría un 2,4% sobre el nivel prepandemia, siendo el componente más rezagado del ciclo expansivo.
El sector exterior dejará de aportar actividad por la desaceleración de las exportaciones, en un entorno geopolítico caracterizado por la escalada proteccionista, y por el techo del turismo, en consonancia con los fenómenos de saturación que han aparecido en los destinos más populares.
Uno de los rasgos de la evolución de la economía española en la etapa pospandemia ha sido el papel destacado de las exportaciones de servicios, tanto turísticos como no turísticos. Ambos se situaron en el tercer trimestre de 2024 más de un 30% por encima del nivel de finales de 2019. Las exportaciones de bienes, por el contrario, apenas crecieron un 2,6% en el mismo periodo. Esta evolución, que contrasta con la posterior a la crisis de 2008, cuando el protagonismo fue de las exportaciones de bienes, podría explicarse en gran medida por la debilidad de la eurozona. En todo caso, Funcas advierte que el estancamiento de las exportaciones de bienes es, junto al negativo comportamiento de la inversión privada, otra debilidad de la economía española.
La depreciación del euro frente al dólar, moneda en la que cotizan las materias primas de las que depende la economía española, encarecerá los costes importados. El impacto en términos de IPC será desfavorable, con una subida del índice del 2,2% en 2025, superior a la anterior previsión.
El mercado laboral se beneficiará del impulso expansivo, con la creación de cerca de 370.000 empleos netos en términos de EPA. Se trata, sin embargo, de un incremento más moderado que en 2024. La tasa de paro quedaría en el 10,7% en el último trimestre del año, todavía por encima de la media europea.
El déficit público bajará hasta el 3,1% en 2024, nivel cercano al límite que marca la normativa europea y este año hasta el 2,9%, gracias al factor cíclico. A políticas constantes, el déficit estructural se mantiene prácticamente sin cambios mientras que la deuda supera todavía el 100% del PIB, dejando poco margen de maniobra ante futuros shocks.