Aunque los ajustes recientes de márgenes y salarios mantendrán cierta presión, particularmente en los servicios, se observa una moderación de la inflación. En efecto, la tasa de inflación bajó cinco décimas en agosto, hasta el 2,3%, después de que el IPC se mantuviera sin cambios frente al incremento del 0,5% registrado en el mismo mes del año pasado.
La inflación subyacente se redujo una décima, hasta el 2,7%. El resultado ha sido sustancialmente inferior a lo previsto debido a que la tasa de inflación de los elementos más volátiles ha caído más de lo esperado, y también, en menor medida, al mejor resultado respecto a lo anticipado en los servicios. Aunque los ajustes recientes de márgenes y salarios mantendrán cierta presión, se observa una clara normalización de la inflación en todos los componentes. En agosto bajó en todos los grandes grupos salvo en los servicios, si bien los incrementos de precios registrados en los meses de julio y agosto en este grupo están en línea con la media histórica en esos meses, lo que podría indicar una moderación de las tensiones inflacionistas.
En cuanto a los alimentos elaborados, los aumentos mensuales en los últimos cuatro meses han sido negativos –bajadas de precios– o cercanos a cero, lo que parece indicar que el shock de costes en este grupo se ha disipado. Para incorporar los últimos datos y en un escenario de precio del petróleo menor a lo estimado, Funcas ha revisado a la baja las previsiones de inflación. La previsión para la tasa media anual de 2024 se rebaja desde el 3,2% hasta el 2,9%, y la subyacente desde el 3,1% hasta el 3%. Cabe señalar que a partir de octubre se registrará un ascenso de ambas tasas interanuales, debido a la reversión parcial de las bajadas del IVA de los alimentos, y de efectos escalón al alza en los productos energéticos. Así, las tasas interanuales esperadas para diciembre son del 2,9% y del 2,8% para la general y subyacente, respectivamente. Para 2025 las tasas medias anuales previstas son del 2,1% y del 2,2%.