El último número de Cuadernos de Información Económica, publicación editada por Funcas, analiza, entre otras cuestiones, el impacto de la inflación sobre el aumento en la recaudación del impuesto sobre la renta, sobre todo, a raíz de la espiral inflacionista que siguió a la pandemia.
Carbó y Rodríguez abren el número con un análisis sobre el creciente desacople entre la política monetaria del BCE y la de la Reserva Federal. Mientras la Fed mantiene los tipos de interés en niveles elevados ante una economía robusta, el BCE ha comenzado un ciclo de bajadas para reactivar el crecimiento en la Eurozona. Desde junio de 2024, los tipos se han reducido en 150 puntos básicos. Pero los riesgos se acumulan: un euro más débil podría impulsar las exportaciones, pero también elevar la inflación importada, lo que obligaría al BCE a frenar o incluso revertir los recortes. La presión geopolítica, el auge del proteccionismo y los paquetes fiscales expansivos en Europa podrían añadir más leña al fuego. En este contexto, el BCE se mueve en un terreno incierto, entre la necesidad de estímulo y el riesgo de desanclar las expectativas de inflación.
Romero-Jordán pone el foco en los efectos silenciosos que la inflación ha tenido sobre el IRPF entre 2021 y 2024, debido a la ausencia de indexación automática de tramos y deducciones. Esta práctica, conocida como progresividad en frío, ha generado un aumento de recaudación de casi 9.750 millones de euros en cuatro años. El impacto ha sido especialmente notable en las rentas medias, que han soportado un sobreesfuerzo fiscal medio de 458 euros por declarante; 311 euros en el caso de las rentas medias bajas y 622 en las medias altas. Si se añade el efecto del IVA, el coste fiscal acumulado para un hogar medio ronda los 1.100 euros. Romero-Jordán advierte de que, sin reformas, esta carga seguirá creciendo a un ritmo cercano a 200 euros anuales. Propone una indexación periódica del ‘impuesto como solución técnica eficaz, aunque políticamente impopular por beneficiar también a las rentas más altas.
González aborda uno de los principales desafíos económicos y sociales del país: el acceso a la vivienda. Su análisis muestra que la oferta de vivienda ha quedado rezagada frente a una demanda que sigue creciendo, con una fuerte concentración geográfica en regiones como Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante o Málaga, que acumulan más del 50% del déficit residencial nacional. Entre 2019 y 2024, varias comunidades han registrado un alza de precios más intensa que en el lustro anterior, lo que evidencia el agravamiento del desequilibrio. González propone, tomando ejemplos europeos, un conjunto de reformas centradas en tres ejes: agilizar los procesos urbanísticos, impulsar la oferta de vivienda asequible –especialmente en alquiler– y mejorar la coordinación entre administraciones.
Amor, Figueroa y Romero analizan el sorprendente dinamismo de las economías del sur de Europa frente al estancamiento de algunas del norte. Los países mediterráneos, más castigados en la crisis de deuda, han logrado mejorar su posición relativa gracias a reformas tras la crisis financiera, a un mejor aprovechamiento del ciclo económico reciente y a una menor exposición a los choques energéticos. La mejora tiene un componente estructural cada vez más visible, aunque aún persisten desequilibrios importantes, especialmente en el terreno fiscal. Los autores subrayan que los países del sur tienen muchos deberes pendientes si quieren consolidar esta ventaja en el tiempo y evitar una recaída en divergencias que marcaron el pasado.