“No nos sentimos concernidos por los acuerdos políticos de otros. Seguimos dispuestos a dialogar en torno a una mesa de negociación pero tampoco a decir siempre que sí. No hay nada más democrático que decir sí cuando quieres decir sí y no cuando quieres decir no”, declaró Garamendi durante su discurso en la Asamblea General Anual de la CEOE. Además, indicó que “seguimos en contra de que se nos diga” en una negociación “cuál debe ser el resultado” y explicó que no aceptarán “ultimatums ni trágalas”.
Garamendi celebró que España se encuentre en niveles récords de empleo y defendió que son las empresas las que deben sacar pecho y no el Ministerio de Trabajo, pues son ellas las que crean esos puestos de trabajo. “Las empresas hemos aguantado el tirón y nos merecemos un respeto. Y lo que no sabemos es cuánto más podremos aguantar”, apuntaló el presidente de la patronal.
Asimismo, trasladó a los asistentes que la reducción de la jornada “equivale a regalar casi por decreto doce días de vacaciones pagadas al año, pagadas por la empresa”. Y sin embargo, prosiguió Garamendi, no hay “sensibilidad alguna” con las pequeñas empresas ni con las que contratan con las administraciones.
Sobre esta cuestión, y a preguntas de los medios, el presidente de los empresarios españoles criticó que esta sea “una negociación diferente a lo habitual”, dado que está cerrado el resultado de la misma. Igualmente, sostuvo que cuando el año pasado la patronal firmó con UGT y CCOO el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) con recomendaciones para las subidas salariales del período 2023-2025, las empresas no solo tienen “en cuenta” los salarios, sino también la jornada.
También apostó por la discreción en las negociaciones, porque “la mejor manera de que no salga nada” es trasladar en detalles todo lo que se habla en las mesas. En cualquier caso, se aferró a su derecho a “decir que no” cuando no compartan lo que se pone sobre la mesa.
Al hilo, denunció que si las empresas se oponen a una medida se habla de que es un posicionamiento “que no es democrático” y, en cambio, cuando los sindicatos decían durante años que querían derogar “los aspectos más lesivos” de la reforma laboral de 2012 se respetaba esa postura. “Reclamo la misma libertad para decir cosas que nos gustan y que no”, aseveró.
Previamente, y de nuevo en el discurso oficial de la Asamblea, Garamendi dijo que “lo que más nos preocupa y nos ocupa en este momento es la confianza” porque sin ese factor “no hay economía, y sin economía no hay país”. A su juicio, “si no contamos con un entorno predecible, desde el punto de vista político y, sobre todo, legislativo, las empresas no podemos operar”. En su alocución, planteó la fórmula que, en su opinión, da como resultado la confianza: “Estabilidad política mas seguridad jurídica mas estabilidad regulatoria mas calidad de la norma es igual a confianza”.
Además, advirtió de que “cambiar las reglas del juego en mitad del partido, como ha ocurrido al modificar la estructura de la negociación colectiva o como ha planteado el Ministerio de Trabajo con el límite máximo de la jornada legal, por cumplir pactos políticos, es sencillamente gobernar contra las empresas”. Por otra parte, hizo alusión a los planteamientos de incluir a otras patronales en el diálogo social y apuntó que «nosotros no tenemos que pedir un sitio en el diálogo social, porque nosotros hemos construido el diálogo social junto con los sindicatos”.