La revisión de la disciplina fiscal que planteó en noviembre el Ejecutivo comunitario contempla reglas más flexibles y asequibles como una senda de gasto neto a medio plazo sujeta a la deuda específica de cada país con un horizonte de cuatro años ampliable hasta un máximo de siete, si bien se mantiene el tope del déficit público en un 3%. «Está claro que la propuesta que hemos hecho está abierta a modificaciones que decidirán los Estados miembro, pero es necesario que si hay correcciones, no cambien el equilibrio de nuestra propuesta. En otras palabras, no podemos modificar sólo en una dirección una propuesta que debe mantener juntos tanto el objetivo de la estabilidad financiera como el de promover las inversiones y el crecimiento en un contexto de ralentización de la economía», ha explicado Gentiloni desde la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) que se celebra en Santiago de Compostela.
No obstante, ha resaltado la «contribución positiva» de este Ecofin, que ha dado lugar a un resultado «importante» al mostrar el ánimo de todos los países, «en primer lugar, de acelerar e intensificar sustancialmente el trabajo para alcanzar este acuerdo y, en segundo lugar, la voluntad de compromiso, que por supuesto debe transformarse en decisiones». «He visto una toma de conciencia, un gran trabajo por parte de la presidencia española y una voluntad de todos los Estados miembro de intensificar el trabajo y tener un enfoque orientado al compromiso. Y estas cosas son muy positivas», ha remachado el comisario.