“Hemos vivido un periodo complicado para las inversiones sostenibles, con unos tipos de interés altos para el sector, lo que ha hecho que muchos inversores se queden al margen; sin embargo, las perspectivas son ahora más optimistas”, señalan los analistas de la sociedad gestora de las cajas rurales.
Añaden los expertos de Gescooperativo que la captación de patrimonio por parte de estos fondos va a seguir aumentando en los próximos meses. “Además de que los tipos de interés van a ayudar, el sector seguirá recibiendo un flujo de financiación muy importante procedente del sector público, a través de canales como los fondos Next Generation, y la innovación va a permitir encontrar nuevos aprovechamientos de la energía renovable y sistemas más eficientes. Todo ello va a situar a los fondos sostenibles como una alternativa muy interesante para los inversores de cara a diversificar sus carteras”.
Como se recordará, dentro de la categoría de fondos sostenibles se encuadran los que en el Reglamento de Distribución de las Finanzas Sostenibles (SDFR, en sus siglas en inglés) se denominan “fondos artículo 8” y “fondos artículo 9”. Los primeros se centran en empresas que presenten un buen desempeño en los aspectos ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza), mientras que los segundos invierten en empresas con un impacto explícito y medible en estos campos.
Según datos de Inverco, a marzo de 2024 el patrimonio de los fondos de inversión registrados como artículo 8 o 9 alcanzó los 123.000 millones de euros, lo que representa el 33,8% del total. Concretamente, los fondos artículo 8 acumulan 120.435 millones de euros (el 33% del total de fondos de inversión) y 2.892 millones de euros (0,8% del total) los fondos artículo 9. Es interesante remarcar, además, que, en tan solo cinco años, el patrimonio de estos fondos ha experimentado un crecimiento de 94.992 millones de euros, habiendo pasado de representar el 9,8% en marzo de 2021 a suponer la cuota actual del 33,8%.
Para los gestores de Gescooperativo, “la estrategia sostenible no tiene nada que envidiar a la tradicional; es decir, el inversor no está renunciando a tener una rentabilidad acorde al mercado por elegir este tipo de fondos de inversión, ni tampoco está asumiendo riesgos adicionales que no puedan ser previstos con una adecuada gestión profesional”.
“El principal riesgo en el que podrían incurrir lo inversores -continúan- es el de greenwashing; es decir, esa práctica de marketing verde destinada a crear una imagen ilusoria de responsabilidad ecológica. Sin embargo, contra esta posible tentación de las empresas por falsear o exagerar sus características ASG se cierne la regulación, mediante la realización de auditorías, y también el trabajo de las propias entidades gestoras para comprobar que una empresa cumple con los objetivos de sostenibilidad que declara”.