Gescooperativo recuerda a los inversores que antes de tomar la decisión de contratar un fondo, los aspectos clave en los que deberían fijarse, y por los que deberían preguntar, serían tres: comprobar que su rendimiento sea mejor que el del índice que trata de batir, que las comisiones por gestión se sitúen en la banda media de las retribuciones de los fondos de su categoría, y que pueda acreditar un histórico de rentabilidades consistentes. Una vez realizada la inversión, Gescooperativo recomienda tener en cuenta el horizonte temporal, indicado en el folleto, con independencia de los avatares del mercado y, eso sí, evitando dejarse llevar en momentos de turbulencias por decisiones emocionales que se manifiestan en forma de miedo.
Gescooperativo recuerda que la inversión en fondos presenta ventajas notables respecto de las que se puedan hacer en otro tipo de activos. En primer lugar, permite tomar posiciones en varios activos al mismo tiempo y recuperar la liquidez por la vía de deshacer la operación cuando se desee. Asimismo, constituye una fórmula idónea para mejorar la toma de decisiones, en tanto que es un experto y no el propio inversor quien decide de manera informada y con conocimiento de los mercados y de la naturaleza y expectativas de rendimiento de los activos cuáles son las mejores opciones de inversión.
A todo ello hay que añadir, además, ciertas ventajas tributarias, como la exención existente si se transfiere el patrimonio junto a las plusvalías obtenidas de un fondo a otro. Ello permite al partícipe decidir cuál es el momento idóneo para tributar. Otro de sus atractivos es que permite tomar posiciones en un concepto concreto. Es decir, si el inversor cree que un determinado sector o actividad va a estar en alza en un determinado momento, puede elegir entre una amplia oferta de fondos que inviertan en esa rama temática, y por ende, en las empresas más punteras que operen en ellos.
Su capacidad para diluir el riesgo inherente al mundo financiero es relevante, dado que la propia cartera de activos se configura partiendo de un criterio de diversificación. A ello contribuye que la toma de decisiones se delegue en un gestor, lo que, además, permite reducir la posibilidad de que un inversor sin experiencia cometa algunos errores fruto de su escasa trayectoria en los mercados.
Tampoco debe pasarse por alto la adaptación de estos productos financieros a cualquier coyuntura económica o financiera. Como ocurre con otros aspectos relacionados con su gestión, el papel del experto es clave para determinar los sectores, empresas y activos en los que hay que situar las inversiones en cada momento, para poder optimizar al máximo los activos que componen el fondo, dentro de sus propias limitaciones.
Ante la inmensa oferta de fondos disponibles en el mercado, lo que puede dificultar la elección de aquellos que podrían estar más indicados para cada perfil, Gescooperativo apela al viejo sofisma platónico: “conócete a ti mismo”.
Lo importante es que el inversor proceda a autoevaluarse respecto del grado de riesgo que está dispuesto a asumir. Es decir, en un primer nivel, se trataría de determinar si se considera un inversor conservador o arriesgado. Y, después, en función de las circunstancias personales, tener claro lo que se demanda del fondo: ya sea obtener rentas periódicas, garantizar un capital a futuro, o tratar de beneficiarse de los vaivenes del mercado. Definidos estos aspectos, la siguiente incógnita a despejar sería la del horizonte temporal en el que se desea plantear la inversión. Si se ha hecho bien este ejercicio de “autoconocimiento”, señala Gescooperativo, el gestor estará en condiciones de ofrecer al inversor el fondo o la gama de fondos que mejor se adapten a su perfil.