La firma explica que esta previsión se basa principalmente en dos elementos: una demanda que alcanzó niveles «históricos» este verano y que se prevé que siga al alza; y un suministro limitado, ya que algunos miembros de la OPEP+ están aplicando recortes voluntarios de 1,66 millones de barriles diarios hasta finales de 2024.
Además, Arabia Saudí y Rusia anunciaron que aplicarán respectivas reducciones voluntarias de 1 millón de barriles diarios de producción y 300.000 barriles diarios de exportaciones hasta finales de año. La oferta ‘menor durante más tiempo’ de Arabia Saudí y sus socios de la OPEP+ es la razón principal del cambio de pronóstico. El reciente anuncio de producción saudí indica su ‘fuerte determinación de reducir los inventarios y hacer subir los precios'», destaca Struyven, jefe de investigación petrolera de Goldman Sachs.
Además, espera que este recorte de producción «y el aumento de la demanda compensen con creces un aumento en la oferta de petróleo procedente de Estados Unidos».»Es probable que la OPEP+ reduzca su producción de petróleo por más tiempo debido a un mayor suministro procedente de fuera de la organización, sobre todo de Estados Unidos. Las limitaciones de suministro de repuestos, plataformas y trabajadores se han aliviado en Estados Unidos, y los productores están perforando y completando pozos más rápidamente con plataformas más potentes y con menos tiempo de inactividad», asegura.
En lo relativo a la demanda, agrega que la subida experimentada este verano tendrá continuidad en 2024, año para el que espera un incremento del 1,5%. La mayor demanda de crudo se basa en una «visión constructiva» de la economía global, para la que la firma prevé un alza del 2,5% en el PIB mundial.
El coste del crudo guarda una fuerte relación con la actividad económica a través de varias vías, y desde Goldman Sachs recuerdan que «si nada cambia, precios más altos del petróleo significan una inflación general más elevada», aunque también ejerce un «efecto compensador» que limita las posibles consecuencias negativas.»No se espera que el aumento de los precios de la energía descarrile el aterrizaje suave de la economía estadounidense. Probablemente ya se haya producido la mayor parte del repunte del petróleo, las medidas de las expectativas de inflación parecen estar bien ancladas y la Reserva Federal está centrada en la inflación subyacente (que no incluye la energía). Además, se espera que el impacto del petróleo en EEUU y Europa sobre el crecimiento sea moderado, y que los precios del gas natural se mantengan bajos», prevé.
Asimismo, el encarecimiento del petróleo puede lastrar el crecimiento de la actividad, lo que a su vez «reduce la previsión de tipos de interés».