En la entrevista motivada por el aniversario dela famosa reunión de Suresnes, González y Guerra han comentado aquellos hechos y la actualidad política del momento. Tras rememorar el Congreso de Suresnes y la llegada de González a la Secretaría General después de la retirada de Nicolás Redondo, han abordado la situación en la que se encuentra el PSOE, maniatado, entre otras cuestiones, por los pactos con los independentistas tras las elecciones generales de julio de 2023. «Por razones numéricas, el partido se ve obligado a hacer pactos con otros partidos. El problema es que ese pacto está siempre condicionado por lo que te piden los que pactan contigo», ha explicado Guerra. «¿Se puede pactar en todo con tal de tener la mayoría? No, y eso es lo que se está jugando hoy. Unos piensan que lo que se está cediendo está justificado, y otros no. Yo pienso que algunas cosas no lo están».
Ambos políticos han criticado con dureza los giros de opinión de la actual dirección del PSOE: «Defiendo exactamente lo mismo que defendía la dirección antes del 23-J. No me parece justo pactar a cambio de una amnistía que no es constitucional o de un concierto económico con Cataluña. Parece que hay gente que quiere volver a la dictadura. Yo no me he desviado», ha destacado Guerra.
«Se debe tener vocación mayoritaria porque uno debe ofrecer un proyecto aceptable para la mayoría. Nadie te va a creer si renuncias previamente. La tragedia es que la discrepancia es estar de acuerdo con lo que decía el partido en su programa, y cambia. ¿Por qué se cambia con los siete votos de este señor que huye? Alguna explicación habrá», se ha preguntado González.
Preguntado por si cree que hubieran sido expulsados del PSOE, como les ha pasado a otros exdirigentes, si no hubieran sido ellos los creadores del partido moderno, González ha sido claro: «Sí». «Renovarse siempre viene bien a todos los partidos. Estamos en un momento que recuerda a 1934, el más enredado de la historia del PSOE», ha apuntalado Guerra. «Cuando se avisa de que va a venir la extrema derecha, el partido reacciona sacando una revolución. Estamos un poco igual. Como viene la extrema, pactemos con Puigdemont. La garantía de una renovación es que la gente se plantee las cosas con serenidad. Los militantes tienen la obligación de señalar lo que consideren que debe cambiar Nicolás Redondo es un buen socialista, los hay que no tienen carné del partido. Sería un mal augurio pensar que sólo son buenos los que están dentro».
«Venimos de un proceso de permanente judicialización de la política», ha lamentado González, que ha criticado la práctica de «intentar recuperar» por la vía judicial «lo que se pierde en el debate y en las urnas». Pero tanto él como Guerra han coincidido en criticar las tentaciones que se destilan del Plan de Acción por la Democracia del Gobierno en materia de control de los medios. «Si se mantiene la libertad de prensa, no se le pueden poner puertas al campo», ha dicho González, que ha pedido responsabilidad a los medios «nuevos y tradicionales» que se dedican a dar «noticias falsas».
La dupla de exdirigentes sevillanos, largamente distanciados, ha vuelto a demostrar su recuperada sintonía para reiterar sus posiciones contrarias a Sánchez. Y ambos han defendido la capacidad de criticar los destinos del partido que dirigieron entre 1974 y 1996 sin que ese cuestionamiento se considere una traición o que busque «beneficiar a los otros», en referencia al PP. «Se ha pedido el espíritu crítico en mi partido», ha dicho González, que cree que es una «obligación» debatir internamente las decisiones de la dirección si no se está de acuerdo.
El principal motivo del cuestionamiento a la actual cúpula está, sobre todo, a la política de pactos con los independentistas catalanes. Y al rechazo sobre la amnistía a los condenados por el procès, González y Guerra han sumado ahora el concierto económico, que el expresidente considera una «confederación por la puerta de atrás», como lo ha definido Borrell. «La ordinalidad es antisocialista», ha profundizado quien fuera su mano derecha, que considera un «ataque» a los principios de su partido la condición que se ha incluido en el pacto entre el PSC y ERC a la solidaridad dentro del nuevo modelo de financiación autonómica. «El socialismo busca un proceso de igualación», ha dicho Guerra, que asegura que la ordinalidad blindada en el pacto entre socialistas y republicanos busca que «el más rico nunca deje de ser el más rico y el más pobre nunca deje de ser el más pobre.»
González se ha referido también al próximo congreso federal socialista que tendrá lugar en Sevilla entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre, donde Sánchez será revalidado como secretario general del PSOE, ya que no hay más candidatos, algo que «casi nunca ha ocurrido en el partido». «¿Podría no ser Sánchez? no es mi problema, ni estoy en eso, pero claro que podría no serlo, en el partido hay gente muy valiosa. Yo tengo en la cabeza varios, pero si se conoce públicamente, están muertos ya, no quiero perjudicar a nadie diciendo que es mi candidato», ha explicado González.
Ambos han contado que aún no han recibido invitación del PSOE para el congreso federal y aunque Guerra ha recordado que aún queda más de un mes para su celebración y por tanto hay tiempo para gestionarlas, González ha adelantado que cree que no será convidado al cónclave.
En esa línea, ha recordado que él estuvo «a favor» de los indultos a los independentistas catalanes pero no «a favor de las leyes que acompañaron» a esta decisión.«El derecho de gracia es perdonar, es que la amnistía es pedir perdón en el que ha atentado contra la igualdad de los españoles, contra la contra la propia Constitución. ¿Dice, oiga, es que estoy dispuesto a dar el paso de pedir perdón? Yo no. ¿Por qué? Porque no hay ninguna razón», ha manifestado el expresidente socialista.
Por su lado, Alfonso Guerra ha considerado que a todos los partidos le viene bien renovarse, pero ha matizado que una derrota electoral y, por ende, pasar a la oposición, no garantiza esa renovación.«Que los partidos tengan que pasar por una derrota electoral no es garantía de una renovación, la garantía de una renovación es que la gente se plantee las cosas con serenidad, que haya total libertad sin que se interprete cualquier crítica que no es un derecho, es una obligación, los militantes tienen la obligación de señalar lo que consideren», ha opinado.
Sobre la dependencia del Gobierno de los votos de Junts en el Congreso, Guerra ha considerado que «ojalá hubiera una mayoría absoluta y no se tuviera que depender de delincuentes fugados de estos que hacen una ley de amnistía, que la redactan ellos».