Sin embargo, como declaró el subgobernador del Banco de Inglaterra, Dave Ramsden, «el pasado reciente puede no ser un indicador fiable de las perspectivas futuras en cuanto a la resistencia de los niveles salariales y la estabilidad de precios». De hecho, la inflación subyacente, es decir, la que excluye componentes más volátiles como los alimentos y la energía, ya ha caído al 3,5% interanual en octubre desde el 5,1% de principios de año. Además, la media de tres meses de la tasa mensual anualizada de los precios de los servicios, el componente más «pegajoso» de la inflación, alcanzó el 2,3% en octubre, el valor más bajo desde 2021. Las medidas alternativas de la inflación de los servicios que no tienen en cuenta los componentes más volátiles también mostraron señales de desaceleración.
Dados los niveles aún elevados de la inflación subyacente, es posible que el Banco de Inglaterra no pueda recortar los tipos al mismo ritmo que otros bancos centrales, como el BCE y el Banco de Canadá, pero la evolución de los precios y la ralentización del crecimiento deberían poder respaldar una mayor relajación de los tipos de interés oficiales en los próximos seis a doce meses.