«Los datos recientes sobre la inflación de la zona del euro y algunos de sus determinantes clave son algo alentadores, pero la situación general aún requiere cautela», ha indicado el banquero central español en un discurso ante el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica-CEAPI.
En este sentido, ha destacado que en la reunión de febrero del Consejo de Gobierno del BCE se tuvo en cuenta la desaceleración observada de la subida de los precios, además de que la fuerte caída de los precios del gas, la relajación de las interrupciones de la cadena de suministro mundial, la apreciación del euro y las condiciones de financiación más estrictas «también apuntaban a que la inflación caerá con más fuerza en los próximos meses de lo previsto en diciembre». No obstante, ha advertido de que la evidencia histórica sugiere que, incluso si los precios del gas han regresado a niveles cercanos a los anteriores a la guerra en Ucrania, los efectos alcistas sobre la inflación subyacente aún podrían ser significativos a corto plazo.
También ha defendido que las medidas fiscales implementadas por los gobiernos para paliar el impacto de la inflación «tendrán efectos compensatorios cuando sean retiradas», lo que podría hacer más persistente el episodio inflacionario, lo que explica que en sus previsiones el BCE haya revisado al alza su pronóstico de inflación para la eurozona en 2024 al 3,4%. Eso sí, De Cos ha precisado que algunas de estas medidas toman la forma de topes de precios y, por lo tanto, sus efectos dependen de la magnitud de los aumentos del coste de la energía, por lo que, en un contexto de menores precios energéticos, el techo de precios podría no ser operativo, con lo que el impacto a la baja de estas medidas en 2023 sería, por tanto, menor y, posteriormente, el impacto al alza de su reversión en 2024 también sería menor.
Por otro lado, el gobernador del Banco de España ha señalado también el impacto en la inflación del tipo de cambio del euro, que en la primera mitad de 2022 contribuyó al alza de los precios por su debilidad frente al dólar, mientras que esta tendencia se revirtió en la segunda parte del año y los primeros meses de 2023.
En cuanto a los salarios, ha advertido de que las presiones de los trabajadores para recuperar el poder adquisitivo perdido podrían ser significativas, especialmente porque las próximas negociaciones salariales se llevarán a cabo en un contexto de mercado laboral ajustado en el que el paro se mantuvo en diciembre en el mínimo histórico del 6,6% y el grado percibido de escasez de mano de obra por parte de las empresas también se ha estabilizado en niveles muy altos en términos históricos. «Por lo tanto, debemos monitorear la evolución de los salarios y los márgenes para identificar la posible aparición de efectos de segunda ronda sobre la inflación», ha señalado.
Asimismo, para De Cos la reapertura de la economía China plantea por un lado desafíos para la evolución de la inflación relacionados con el mayor consumo del gigante asiático, pero también ha indicado que puede aliviar con mayor celeridad los problemas de la cadena de suministro. En cualquier caso, el gobernador del Banco de España ha recordado que el Consejo de Gobierno del BCE, del que forma parte, acordó en su reunión de febrero elevar los tipos de interés en 50 puntos básicos y anticipó otra subida similar para el mes de marzo, a partir de cuando la institución examinará los datos disponibles para evaluar sus alternativas.
En este sentido, ha subrayado que en la reunión de marzo el BCE contará con una nueva ronda de proyecciones macroeconómicas, incluida una reevaluación exhaustiva de las perspectivas de inflación de la zona euro, por lo que estará en una mejor posición para juzgar la senda más apropiada, de manera consistente con un enfoque dependiente de los datos.